Luego de varios cambios de planes y en el trazo, y otros tantos que seguramente ocurrirán, el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur) presentó la semana pasada la Manifestación de Impacto Ambiental del Tramo 5 Norte del Tren Maya, que irá de Cancún a Playa de Carmen.

Este tramo es el vecino del segmento sur que va de Playa del Carmen a Tulum; ambos por ahora están suspendidos por orden de un juez federal. Sin embargo, el segundo retomó obras la semana pasada, según el director de Fonatur, Javier May, por orden de las secretarías de Gobernación y de Seguridad y Protección Ciudadana. El argumento: se trata de una obra de seguridad nacional.

En ese entendido, es muy probable que su tramo espejo hacia el norte de la entidad proceda del mismo modo a pesar de las suspensiones a las obras. Y del mismo modo, se prevé que de forma exprés, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) apruebe la MIA, presentada este viernes y que estará a consulta durante un mes, hasta el 16 de agosto de 2022.

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Pero, ¿qué contiene la MIA del Tramo 5 Norte del Tren Maya?

Tramo 5 Norte, más caro y con impacto a la selva 

De acuerdo con la MIA, la inversión requerida para llevar a cabo el Proyecto Tren Maya Tramo 5 Norte, que será construido por personal de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), se calcula que costará 28 mil 101 millones 514 mil 606 pesos. Esa cifra es más del doble de los 13 mil millones de pesos con que se declaró desierta la licitación de la obra en 2021.

Esta será la segunda vez que inicien las obras, pues desde inicios del año pasado se intentó construir sobre la carretera federal 307, pero el trazo se cambió a finales de 2021.

El tramo, que medirá 43.57 kilómetros de longitud, correrá a de forma paralela a la costa este de Quintana Roo, a unos 7 kilómetros de la línea costera, donde se encuentra la zona hotelera, y a unos 5 kilómetros de la carretera federal 307, por donde corría el trazo original.

Se prevé que la construcción se termine en 24 meses una vez que se entreguen las autorizaciones correspondientes, es decir, aproximadamente en agosto de 2024. Sin embargo, las obras se desarrollarán en unos 18 meses, mientras que el tiempo restante se tomará para las pruebas de funcionamiento, donde circulará un tren eléctrico.

El proyecto contempla 340.217 hectáreas, de las cuales 292.320 son superficie de afectación. El mayor impacto lo generará el derecho de vía, con 261 hectáreas. Y 12.1 hectáreas más de la única estación del segmento, en Puerto Morelos.

Desde marzo pasado, decenas de activistas reclaman que el Tren Maya en sus tramos 5, 6 y 7 afectarán la selva, cosa que este proyecto reconoce pero evalúa como daños mitigables.

“A partir de la evaluación realizada, se concluye que el proyecto producirá impactos ambientales moderados en su mayoría; sin embargo, en ninguna etapa del proyecto se prevén impactos irremediables, todos los impactos observados son mitigables y/o compensables”, dice el documento.

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Selva y cenotes, en riesgo

La MIA del Tramo 5 Norte del Tren Maya señala que el 75 por ciento del polígono que identifica como el Sistema Ambiental Regional (SAR), la zona amplia que contempla los ecosistemas alrededor del proyecto y que podrían tener una influencia por su presencia, corresponde a vegetación secundaria y selva mediana subperennifolia.

Sin embargo, justifica que la superficie impactada directamente (donde se harán obras y modificaciones como estaciones, vías o talleres) por el proyecto es de sólo 282 hectáreas, lo que corresponde a 96.77 por ciento del área afectada. No obstante, este es el efecto adverso más severo que reconoce la MIA, pues no sólo dañará a especies vegetales, sino también provocará la fragmentación del hábitat de la fauna por el cambio del uso de suelo.

En el análisis, la MIA refiere que otro reto mayor para el Tramo 5 Norte es el suelo kárstico de la Península de Yucatán y posibles daños a este y a los cenotes, pues lo evalúa entre los riesgos de un impacto adverso severo en las cuatro etapas que reconoce de la obra: preparación, construcción, operación y mantenimiento.

En relación con los riesgos de impacto a los sistemas kársticos, la MIA sostiene que son el diseño se tomarán las medidas necesarias para mitigar los riesgos de construcción, operación y ambientales. 

De acuerdo con el mapa, el trazo actual del Tren Maya Tramo 5 Norte pasará por dos grandes fallas del suelo kárstico a la altura de Puerto Morelos, lo que afectaría unos 18 kilómetros del trazo, algo así como el 40 por ciento del trayecto.

La propia MIA reconoce además que el uso de los cenotes para abasto de agua potable va en aumento, toda vez que su explotación para los sectores turístico, azucarero, salinero y embotellador queda exento de pago cuando tiene concentraciones de 2.5 gramos por litro. El trazo de la MIA marca que hay alrededor de 8 cenotes a menos de 2 kilómetros de distancia.

También en la categoría de riesgo de efecto adverso severo y presente en las cuatro etapas del desarrollo se ubican otros impactos como el aumento del ruido como contaminación acústica; la afectación al suelo por contaminación por mal manejo de residuos sólidos; el impacto a especies o poblaciones de fauna terrestre por uso de maquinaria, así como a cualquiera de las especies protegidas en la NOM-059-SEMARNAT-2010 (al menos 3 especies vegetales protegidas identificadas en la zona) son otros efectos adversos severos que prevé la MIA del Tramo 5 Norte del Tren Maya.

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