El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, y su homólogo estadounidense, Joe Biden, sostuvieron una conversación telefónica este martes para hablar de migración y de las medidas para detener el trasiego ilegal de fentanilo hacia el país norteamericano. 

“Conversamos alrededor de una hora con el presidente Biden. Reafirmamos el compromiso de seguir trabajando juntos en temas como la migración con dimensión humanista, el tráfico de drogas y armas y, sobre todo, en cooperación para el bienestar de los pueblos más pobres de nuestro continente. Somos buenos vecinos y amigos”, informó López Obrador a través de Twitter.

Por su parte, la Casa Blanca informó que ambos mandatario afirmaron que después del 11 de mayo próximo, “continuarán implementando la exitosa iniciativa conjunta” que logró, en cuatro meses, disminuir en 95 % los encuentros fronterizos de migrantes de Cuba, Haití, Nicaragua y Venezuela en la frontera entre EE.UU. y México.

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Washington agregó que Biden y López Obrador reconocieron “los desarrollos positivos recientes en otras áreas de cooperación bilateral, incluidos los esfuerzos mejorados y acelerados para contrarrestar el tráfico ilícito de fentanilo y armas mediante el desmantelamiento de las redes criminales”.

Entre tanto, Biden se comprometió a utilizar “todas las herramientas disponibles para abordar el tráfico de armas y reducir el flujo de armas de fuego hacia México”. Ambos presidentes acordaron también “modernizar la frontera compartida” y “promover el crecimiento económico inclusivo”.

Migración, eje de la relación bilateral

El tema migratorio tiene un lugar central en la discusión bilateral entre el Gobierno de Biden y de López Obrador. Más aún con el fin del Título 42, que dejará de tener vigencia el 11 de mayo a las 23:59 (hora local).

Esta política que entró en vigor en marzo de 2020, durante la Administración del republicano Donald Trump, permitió la expulsión expedita a México de personas migrantes, con la justificación de la emergencia sanitaria por el covid-19. 

Ahora Washington pondrá en marcha nuevamente el Título 8, con la intención de reducir los intentos repetidos de cruzar la frontera de manera irregular.

Para evitar los reingresos terrestres, la Administración de Biden advirtió de eventuales “consecuencias criminales”, incluyendo la deportación y una prohibición de cinco años para entrar a EE.UU. 

En esta nueva fase de la política migratoria, EE.UU. ha anunciado que cuenta con socios regionales, incluyendo México, Canadá, España, Colombia y Guatemala. 

Fentanilo

Por otra parte, Washington ha aumentado la presión a México para detener el tráfico ilícito de opioides sintéticos, particularmente fentanilo, ya que la nación norteamericana enfrenta una crisis por este tema, con más de 70.000 víctimas por sobredosis, tan solo en 2021.

En este punto, el Gobierno de López Obrador ha negado que en México se produzca fentanilo. En cambio, el mandatario ha alertado que la sustancia entra al país en cargamentos procedentes de China.

El pasado fin de semana, la Secretaría de Marina informó que había detectado un cargamento de origen chino con 600 bultos de resina de combustible que estaban contaminados con fentanilo y metanfetaminas, en el puerto de Lázaro Cárdenas, en el estado mexicano de Michoacán. En tiempos recientes, las Fuerzas Armadas han decomisado entre seis o siete toneladas de fentanilo, según apuntó López Obrador. 

En este contexto, EE.UU. ha puesto en la mira a la estructura del Cártel de Sinaloa por su participación en el tráfico de fentanilo.

Así, el Departamento de Estado norteamericano ofreció recompensas de entre 5 y 10 millones de dólares por información que conduzca al arresto o condena de cuatro hijos del encarcelado capo Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán Loera, quienes serían integrantes de una facción del Cártel de Sinaloa conocida como ‘Los Chapitos’: Iván Guzmán Salazar, Alfredo Guzmán Salazar, Ovidio Guzmán López (en prisión en México) y Joaquín Guzmán López.

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