Alcanzar un acuerdo climático global en Glasgow será más difícil que lo que fue firmar el acuerdo de París en 2015, dijo Alok Sharma, designado por el Reino Unido como presidente de la COP26, programada en Escocia a partir del 31 de octubre.
Sharma explicó que casi 200 países deberán ser persuadidos para implementar recortes rigurosos en sus emisiones de gases de efecto invernadero, en línea con mantener el aumento de la temperatura global dentro de 1,5° Celsius, en una etapa en la que la producción mundial de carbón sigue aumentando.
“Lo trataremos de hacer aquí en Glasgow es realmente difícil.
Lo que hicimos en París fue fantástico, pero era un acuerdo marco y quedaban muchas reglas por discutir”, explicó Sharma, que es ministro británico de Economía y Poder.
“Es como si hubiéramos llegado al final de la tarea del examen y nos hubiéramos quedado con las preguntas más difíciles, mientras el tiempo se agotaba”, agregó.
En agosto, el grupo intergubernamental de expertos en cambio climático de la ONU emitió la advertencia de un desastre climático “irreversible”.
“El informe, aunque muy alarmante, fue muy útil para ayudarnos a concentrarnos en los objetivos. La pregunta es si los países estarán dispuestos a trabajar en Glasgow para mantener vivo el objetivo de mantenerse por debajo de 1,5° C”, dijo Sharma.
Otro obstáculo, en comparación con París, lo representa el empeoramiento de las relaciones entre Estados Unidos y China, señaló el ministro.
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Lo más probable es que el presidente chino, Xi Jinping, no vaya a Glasgow. Y Pekín podría aumentar la producción de carbón en respuesta a los altos precios de la energía, según la prensa especializada.
Más de 100 líderes mundiales, así como miles de diplomáticos y líderes empresariales, están listos para converger en Glasgow.
Se trata de una reunión anual, pero la asamblea de este año se considera crucial, ya que los científicos del clima advierten que se está acabando el tiempo para asegurar los recortes de emisiones de gases de efecto invernadero.
Como anfitrión de la reunión, el Reino Unido busca asegurar suficientes nuevos compromisos de reducción de emisiones para mantener viable el objetivo contenido en el Acuerdo de París de 2015 de limitar el calentamiento global a 1,5° C por encima de los niveles preindustriales para 2100.
Las posiciones de los países clave hace dudar sobre las posibilidades de acuerdos.
Por un lado, China -el mayor emisor de gases de efecto invernadero del mundo- se encuentra en medio de una crisis energética cada vez más profunda, que ha contribuido a desacelerar el crecimiento económico.
Asimismo, Estados Unidos, aunque la administración de Joe Biden, a través de John Kerry, el enviado climático, ha pasado meses estimulando nuevas promesas climáticas de otros países, se presenta en la cumbre sin una legislación promulgada por el Congreso, lo que desata dudas.
Además, India, también como China, se ve afectada por el aumento de los precios de la energía y la dependencia del carbón; mientras que Rusia, a pesar llegar a la COP26 con su presidente Vladimir Putin y mostrarse a favor de algún cambio, no ha dado señales concretas para frenar las contaminaciones.