Estados Unidos y China se comprometieron a colaborar para acelerar la lucha contra la crisis climática esta década, firmando así la paz después de algunos roces entre las dos principales potencias del mundo, en una jornada en la que este anuncio fue muy bien recibido en la Cumbre (COP26) que se desarrolla en Glasgow.

Primero el enviado chino para el clima, Xie Zhenhua, luego el estadounidense, John Kerry, dieron a conocer el histórico acuerdo en una conferencia de prensa, pero cada uno por su lado.

Los dos enemigos globales formaron una alianza para luchar contra un enemigo común, el cambio climático.

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Esta es la noticia que sirvió para reavivar las esperanzas de la conferencia. El objetivo de mantener el aumento de temperatura por debajo de 1.5 grados, considerado por la presidencia británica la distinción entre éxito y fracaso, hasta esta tarde se veía como difícil de conseguir.

Con el acuerdo entre los dos gigantes, los primeros emisores de gases de efecto invernadero del mundo, ahora parece más cercano.

En el texto del acuerdo entre las superpotencias se compromete a “intensificar la acción climática en la década de 2020”, explicó Xie.

El representante chino señaló cómo las dos partes reconocen “la brecha que existe entre los esfuerzos actuales y los objetivos establecidos por el Acuerdo de París”; y, por lo tanto se comprometen a “potenciar la acción” para contener el sobrecalentamiento terrestre.

La iniciativa, en palabras de Xie, debería permitir tomar “medidas concretas” para lograr el objetivo (mínimo) establecido por el Acuerdo de París de mantener el aumento de la temperatura de la Tierra por debajo de los 2 grados más respecto a la era preindustrial, y “hacer esfuerzos” para limitarlo aún más a 1,5 grados hasta finales de siglo.

China, en particular, dice que sí a un mercado global de emisiones de carbono, uno de los objetivos de Glasgow.

Kerry, enviado del presidente Jo Biden para el clima, declaró que Estados Unidos y China tienen “diferencias” en muchos temas, pero en la lucha contra el cambio climático “no tienen elección” más que la de colaborar, porque es la única forma de tener “el trabajo hecho”, y porque “la ciencia lo impone”.

El enviado estadounidense enfatizó que las dos potencias son los dos principales “países emisores” de gases de efecto invernadero en el mundo.

Ambos países acumulan en estos momentos cerca del 40% de las emisiones mundiales: China el 27% y Estados Unidos el 11%. Y sus promesas de recorte para esta década son muy diferentes.

Estados Unidos, con la llegada de Biden a la Casa Blanca, se comprometió a reducir a prácticamente la mitad sus emisiones en 2030.

China, sin embargo, de momento solo mantiene el compromiso de alcanzar su pico de emisiones antes de 2030 y a partir de ese momento reducirlas.

Kerry también insistió en que el objetivo sigue siendo contener el calentamiento global dentro del techo de 1,5 grados más alto que en la era preindustrial. El presidente Biden y el presidente Xi Jinping “quieren trabajar juntos” en esto, dijo. Hoy mismo, la COP26 en Glasgow había elaborado su primer borrador del documento final. Prevé un recorte de las emisiones de dióxido de carbono del 45% para 2030, la activación en 2023 del fondo de 100.000 millones de dólares para las ayudas a los países menos desarrollados, una nueva actualización para fines de 2022 de los compromisos de descarbonización de los Estados.

Ahora, en este borrador se abre la negociación entre los Estados, que prometían ser muy duras. Pero después del acuerdo entre Estados Unidos y China, parece un poco menos severa.

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La iniciativa de las dos superpotencias es “un paso importante en la dirección correcta”, expresó el secretario general de la ONU, Antonio Guterres.

El primer ministro británico, Boris Johnson, también llegó hoy a Glasgow para gastar su peso político para persuadir a los países de que encuentren un acuerdo decente.

“Son negociaciones duras, con mucho trabajo por hacer”, admitió. El objetivo es “mantener el objetivo de 1,5 grados”.

Debajo de eso, sería “un fracaso colosal”. Y concluyó: “No hay excusa para no actuar”.

El acuerdo entre Estados Unidos y China reduce la resistencia del principal país emergente a descarbonizar. Pero en la COP26 todavía pesa la oposición de los estados productores de hidrocarburos, como Rusia, Arabia Saudita y Australia.

Los numerosos grupos industriales y de las fuentes fósiles de los países ricos pesan mucho. Y pesan los temores de los gobiernos: de perder votos si cierran negocios contaminantes, de encontrarse con los tumultos de los chalecos amarillos si los gravan.

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