El Palacio de Buckingham informó ayer que el rey Carlos III, reconocido ambientalista, no participará, por consejo de la premier británica, Liz Truss, en la próxima COP27, la cumbre sobre el clima que tendrá lugar en Egipto el mes próximo.

El destino de Carlos en ese papel, ahora que se transformó en soberano del Reino Unido, es un gran interrogante. Esta decisión parece ser una primera respuesta. “Con estima mutua y amistad, se acordó que el rey no participaría” en la cumbre, se lee en la nota de Palacio.

Sin embargo, para los medios británicos no es suficiente.

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El corresponsal de la BBC desde el palacio real dijo que el soberano personalmente lamenta mucho no participar, mientras que el comunicado del palacio se anticipó a los rumores del Sunday Times, según los cuales Carlos III quería brindar un discurso durante la cumbre prevista entre el 6 y el 18 de noviembre en Sharm el-Sheik.

El ahora rey ya lo había hecho en la COP26 de Glasgow e incluso durante el G20 de Roma el pasado otoño, sin embargo, según los trascendidos, le “ordenaron” que “se mantuviera alejado” del encuentro, durante una de las audiencias entre la premier y el rey, en los últimos días.

En tanto, Downing Street no hizo comentarios al respecto, ya que integrantes del gabinete de Truss negaron lo publicado por el dominical.

El hecho es que si para el soberano se trata de una cuestión de oportunidad, en deferencia al papel superpartes del rey, para Truss se trata de una cuestión política.

El artículo del Sunday Times puede, de hecho, sugerir que la nueva premier británica quiere reducir el compromiso de Londres sobre el dossier climático en respuesta al escepticismo ya expresado por algunos miembros de su gobierno sobre el objetivo de cero emisiones para 2050.

Y Truss, que ya está en medio de la agitación de la economía en declive, ciertamente no necesita más dolores de cabeza.

Para el rey Carlos III se trata de una renuncia: es bien conocido su compromiso con las causas medioambientales. Incluso se considera un “pionero” en términos de lucha contra el cambio climático.

Sin embargo, el Reino Unido nunca tuvo un rey “activista” en una era contemporánea: Isabel II había ascendido al trono a los 25 años, había pasado de “hija” a reina sin muchas experiencias intermedias, en esencia quizás ni siquiera había tenido tiempo de “abrazar causas” como le fue posible a Carlos, que llegó al trono con 73 años.

Esta vez el rey dio un paso al costado. Pero, ¿será capaz de dejar de lado sus opiniones? ¿O encontrará la manera de aceptar el llamado que le hizo John Kerry como enviado especial de Estados Unidos, que espera que el soberano continúe en su compromiso y garantice su actuación, respetando las normas constitucionales? “Créanme. Conoce a fondo el tema y desde todos los puntos de vista, fue un líder”, sostuvo Kerry. 

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