Los líderes revolucionarios cubanos, Fidel y Raúl Castro, y el también revolucionario y militar argentino-cubano, Ernesto Che Guevara, zarparon de forma clandestina el 25 de noviembre de 1956 del puerto de Túxpan (México), junto a 80 expedicionarios más para emprender un viaje a Cuba que daría comienzo a la llamada Revolución Cubana, viaje que ha cumplido 60 años este viernes.

Para poder llegar a Cuba y derrocar al dictador Fulgencio Batista, los guerrilleros viajaron en un barco de madera y motor de aceite con una sola cubierta construido en 1943. La embarcación tenía como nombre original ‘Granma’ y se empleaba para viajes de fines de semana. Actualmente se exhibe en el Memorial Granma adjunto al Museo de la Revolución en La Habana.

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El viaje del Granma emprendería la llamada Revolución Cubana, que fue el resultado del movimiento revolucionario de izquierda que provocó la caída del régimen de Batista y consecuentemente la llegada al poder del líder del Ejército Guerrillero, Fidel Castro, el 1 de enero de 1959.

Fidel Castro murió como un vencedor. En la cama y loado por el régimen que fundó. Fue su propio hermano y compañero de fatigas quien, con uniforme de general, dio la nueva a América y al mundo. Hoy el cuerpo del líder será incinerado. A buen seguro, sus cenizas serán empleadas para enardecer a las masas antes de su entierro el 4 de diciembre en el cementerio de Santa Ifigenia. Entretanto, quizá alguien decida tomar un puñado y lanzarlas al mar. A esas aguas infestadas de tiburones que en 1959 cruzaron 82 jóvenes idealistas y donde sigue el Granma buscando un mundo mejor.

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