En Europa, la disponibilidad y el consumo de drogas ilícitas se mantienen en niveles elevados. La producción local va en aumento. El cannabis es la sustancia con mayor demanda, y la heroína, la más mortal; y hay indicios de la presencia de organizaciones criminales mexicanas en el mercado de producción de metanfetaminas.

Estas son algunas de las principales conclusiones del ‘Informe Europeo sobre las Drogas 2022: Tendencias y Desarrollos’, realizado por el Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías, y que analiza los datos proporcionados por los países y correspondientes a 2020.

De acuerdo con el documento, el 29 % de la población de entre 15 y 64 años que vive en la Unión Europea (UE) ha consumido por lo menos alguna vez una droga ilícita. Representan un universo de 83,4 millones de personas, de las cuales 50,5 millones son varones.

Anuncios

Con respecto a las sustancias, el cannabis fue consumido por 22 millones de adultos; otros 2,5 usaron cocaína; 2,6 millones de MDMA (éxtasis); dos millones, anfetaminas; y un millón, heroína u otros opioides.

“Aunque la prevalencia del consumo es menor que la de otras drogas, los opiáceos siguen representando la mayor parte de los daños atribuidos a las drogas ilícitas”, señala.

Así lo demuestra el hecho de que se detectó consumo de opioides en el 74 % de las 5.800 muertes por sobredosis registradas en 2020. De las víctimas, el 79 % eran varones y 21 % mujeres.

Estos niveles implican una tasa de mortalidad de 17,4 muertes por cada millón de población adulta, y la mayor parte de los casos se asocian a la politoxicomanía, es decir, al uso simultáneo de drogas ilícitas, medicamentos y alcohol.

Te puede interesar: ¿Se avecina una nueva crisis? Mercado bajista recuerda días oscuros de 2008

Cárteles

El informe advierte que la UE se ha convertido en un importante productor de algunas drogas, tanto para el consumo nacional como para el mercado mundial, tal y como lo indica el desmantelamiento de más de 350 instalaciones clandestinas.

“La globalización parece estar impulsando algunos de estos cambios, con una preocupación particular por la mayor interacción entre grupos delictivos internacionales y europeos. Un ejemplo preocupante de esto puede verse en la reciente observación de que los grupos delictivos mexicanos han comenzado a involucrarse en la producción de drogas sintéticas dentro de la Unión Europea”, añade.

La producción de metanfetamina en Europa, explica, se ha caracterizado históricamente por pequeños laboratorios locales, “cocinas” que utilizan precursores químicos extraídos de medicamentos, pero en los últimos años se han detectado en Países Bajos y Bélgica centros más grandes que usan diferentes métodos con el fin de producir a mayor escala.

“En esta zona se ha detectado cierta colaboración entre delincuentes europeos y mexicanos, esto hace temer que Europa esté desempeñando un papel más importante en el suministro mundial, con metanfetamina para exportarla a mercados muy rentables en países no europeos”, señala.

Esta producción ya empezó a impactar en el consumo en la UE, ya que países como República Checa y Alemania han informado que Países Bajos es el origen de la metanfetamina detectada recientemente.

“Las cantidades traficadas van desde pequeñas cantidades en paquetes postales relacionados con compras en el mercado de la red oscura, hasta envíos de varias toneladas importados de México y destinados a ser transbordados a través de Europa a otros mercados, pero que también tienen el potencial de contribuir a una mayor disponibilidad dentro de la Unión Europea”, precisa.

Cambios

Según el Observatorio, el mercado del cannabis implica fuertes desafíos, ya que es la sustancia más consumida en la región, aunque con diferencias sustanciales. Por ejemplo, en Malta la tasa de consumo es del 4,3 % de la población adulta, mientras que en Francia aumenta hasta el 44,8 %.

También precisa que los precios de la resina y de la hierba se han mantenido estables, pero en ambos casos el THC (el componente sicoactivo) ha aumentado. De manera paralela, avanzan regulaciones más permisivas.

“La política europea sobre el cannabis se está volviendo cada vez más compleja. Las políticas y las respuestas normativas se enfrentan cada vez más a los retos adicionales que plantean nuevas formas y usos de esta sustancia. La evolución en este ámbito parece estar influida en parte por la creación de mercados de cannabis recreativo en América y por el mayor interés comercial en desarrollar productos de consumo que contienen extractos de la planta”, señala.

En este escenario, las autoridades, además de controlar el cannabis ilícito, tienen que trabajar en su regulación para usos médicos, alimenticios o cosméticos, lo que a su vez conlleva más consideraciones de salud pública.

Los retos varían por países. Malta, por ejemplo, legalizó en diciembre del año pasado el cultivo doméstico y el consumo privado. Un año antes, el Tribunal de Justicia Europeo declaró que el cannabidiol derivado de plantas no era una droga porque no tiene propiedades psicoactivas. Además, una encuesta del Eurobarómetro reveló que siete de cada 10 encuestados considera que el cannabis debería estar disponible para uso médico.

Más allá de los cambios legales, la transformación cultural y la expansión del comercio de la planta ya es un hecho, como lo reconoce el informe al enumerar las crecientes solicitudes de registros de variedades de cannabis, productos, marcas, hectáreas de cáñamo cultivado y diversos productos.
Riesgos

El documento reporta que las restricciones decretadas durante el Covid repercutieron en una modesta reducción en el consumo de cocaína, pero datos más recientes sugieren que se ha vuelto a los niveles prepandémicos.

“En la Unión Europea se incautaron 213 toneladas de cocaína en 2020 (…) no hay indicios de que la tendencia al alza de la disponibilidad de esta droga, observada en los últimos años, haya cambiado”, señala. Al igual que con el cannabis, los precios de la cocaína se han mantenido estables y la pureza de la droga ha aumentado.

También se ha producido un aumento en la detección de laboratorios de procesamiento secundario de cocaína en Europa, lo que indica que los grupos de traficantes están empleando métodos más innovadores para abastecer el mercado europeo. A ello se suma un incipiente, pero preocupante, aumento del consumo de crack, que es altamente adictivo y suele impactar en las comunidades.

El dato alarmante es que en 2020 alrededor de 7.000 personas iniciaron un tratamiento por problemas en el consumo de crack, lo que triplica la tasa de 2016.

Además, Bélgica, Irlanda, España, Francia, Italia y Portugal ya informaron de notables aumentos en el consumo, lo que se comprueba con un análisis de 2021 que encontró residuos de crack en las aguas residuales de 13 ciudades europeas.

Publicidad