El economista italiano Stefano Zamagni afirmó que la pandemia de Covid 19 reveló una desigualdad de la riqueza sin precedentes y abogó por un nuevo contrato social que incluya reorganizar la producción.

Las afirmaciones las hizo al intervenir vía telemática en el Congreso del Futuro, en el cual participan 80 personalidades, entre ellas, cuatro Premios Nobel.

“Nuestro planeta hoy vive bajo un peso de desigualdad de riqueza sin precedentes que se hacen cada vez más manifiestas en la medida que crece la crisis pandémica del coronavirus”, sostuvo Zamagni.

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“El estallido de la pandemia no solo ha revelado nuestras falsas seguridades, sino también ha exacerbado las profundas falencias de la economía global exponiendo crudamente las desigualdades y divisiones de nuestro mundo actual generadas especialmente en los últimos 50 años”, subrayó.

El economista criticó duramente el modelo de producción Taylorista calificándolo de “obsoleto no solo desde un punto de vista ético sino también desde un punto de vista económico”.

“Todos los economistas y dirigentes del mundo saben que el modelo Taylorista no permite avanzar en el sendero del desarrollo humano integral”, aseveró y pidió reemplazarlo con una organización diferente de la producción que incluya tareas prioritarias como “mejorar el multilateralismo, la dirección al bien común mundial, la salvaguardia del planeta y la apertura a la trascendencia”.

“El mundo es de todos, no solo de los ricos, y debemos actuar en consecuencia”, postuló Zamagni.

El intelectual propuso, asimismo, una fórmula con la cual “la riqueza de tan solo 500 personas podría aliviar el sufrimiento de 1.7 mil millones de personas”.

“Las naciones más ricas del mundo hoy tienen un asombroso patrimonio neto combinado de casi 7 billones de dólares. Si esos 7 billones se utilizan para dotar a un fondo fiduciario de los objetivos de desarrollo sostenible, con una renta anual de 5% produciría un ingreso anual de casi 350 mil millones de dólares, es decir, aproximadamente la suma que el FMI ha determinado necesaria para cerrar la brecha de financiamiento de los objetivos de desarrollo sustentable”, planteó.

En 57 países en desarrollo y con bajos ingresos los pobres alcanzan a 1.7 mil millones de personas, precisó.

Según el economista, la globalización incluye un objetivo ético universal en que todos los países respetan los principios de justicia y paz basados en la dignidad del ser humano.

“Hoy estamos lejos de este escenario. La globalización debería convertirse en nuestro objetivo político y práctico. La pandemia Covid 19 cada vez más mortal que nos azota es una oportunidad y un reto para recomenzar”, postuló.

Zamagni recordó las sugerencias económicas del Papa Francisco, el mes pasado en Assisi, Italia, indicando que “superar este impasse requiere un nuevo contrato social post pandémico basado en verdad, transparencia, confianza, fraternidad y amistad social”.

“Junto con establecer una justa distribución, hoy hay un desafío central a abordar que es el de reorganizar la producción”, insistió.

Ese modelo debe estar también “fundado en la recuperación de la familia, de la educación, intelectual y moral del trabajo, de las instituciones sociales y económicas beneméritas”, aseveró.

“Tenemos que ayudarnos con un sentido de oportunidad y también de esperanza. La esperanza en este período histórico es muy, muy importante”, concluyó. 

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