Agencia Reforma

La llamada que sostendrá hoy el Presidente Andrés Manuel López Obrador con la Vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, quedó enmarcada por una queja más del sector privado estadounidense ante las medidas tomadas por el Gobierno mexicano.

Ayer, la principal asociación de la industria del petróleo y gas en ese país, el Instituto Estadounidense del Petróleo (API), urgió a la Administración de Joe Biden a interceder ante lo que calificaron como agravios de López Obrador.

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En una carta, se quejaron de las leyes de la Industria Eléctrica y de Hidrocarburos, por obstaculizar al sector privado.

Para Carlos Heredia, profesor investigador del CIDE, este es uno de los tres desacuerdos no reconocidos que gravitan sobre el encuentro AMLO-Harris.

“Uno tiene que ver con los desencuentros entorno a los compromisos adquiridos en el T-MEC, porque estamos parados en distinto terreno los Gobiernos de México y Estados Unidos en materia energética, ambiental y laboral”, opinó.

Desde junio de 2020, al menos en seis ocasiones las empresas de energía y agricultura de Estados Unidos han protestado por medidas tomadas por México.

Además de la API, se han quejado la Asociación de Fabricantes Estadounidenses de Combustible y Petroquímicos (AFPM), la Alianza para el Cumplimiento del Comercio y hasta congresistas y 27 asociaciones agrícolas.

Otro de los temas de desacuerdo, advirtió Heredia, tiene que ver con que la Administración de Biden busca transitar en materia migratoria del paradigma de contención-detención-deportación hacia el de desarrollo regional.

“El Gobierno de México en el discurso también quiere hacerlo, pero no ha puesto realmente en vigor las premisas del Programa de Desarrollo Integral de la Cepal y más bien trae la inercia de lo que hizo en el cuatrienio de Donald Trump”, dijo.

El último punto es el trato de los Gobiernos con la sociedad civil.

“Del lado de la Vicepresidenta Harris los organismos de la sociedad civil son cruciales, en cada país, en Estados Unidos y a nivel regional”, señaló.

“Es un momento muy complicado para la llamada, por estos desencuentros; se va a necesitar mucha labor política, labor diplomática, para acercar puntos de vista bastante apartados”.

En tanto, Raúl Benítez, del Centro de Investigación Sobre América del Norte (CISAN), de la UNAM, otro de los temas que deberán ser tratados es la reapertura de la frontera entre México y Estados Unidos.

“La frontera ya está en posibilidades de abrirse, es muy importante para ambos países porque en condiciones normales era atravesada por un millón de personas al día y el cierre ha afectado muchísimo”, dijo.

Ayer, el Presidente añadió un tema más para crispar el ambiente bilateral cuando anunció que se presentará una nota diplomática al Gobierno estadounidense si es que se comprueba que financia a Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI).

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