Tradicionalmente, el desarrollo ha sido vinculado a una dimensión económica, dejando de lado ámbitos como el político, social o cultural, que en conjunto son factores clave para romper con los circuitos de pobreza y desigualdad y contribuir con ello a que las personas jóvenes cuenten con un piso parejo de oportunidades de crecimiento.

Desde un enfoque multidimensional, el desarrollo incluye todo aquello que hace que las personas, sobre todo las más vulnerables, vivan sin pobreza y gocen el pleno ejercicio de sus derechos humanos.

La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, de la que México forma parte, es producto de este enfoque.

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Así lo explica en entrevista con EL UNIVERSAL el director general del Instituto Mexicano de la Juventud (Imjuve), Máximo Quintana Haddad, quien ha sentado las bases para la operatividad de una instancia de vanguardia y progresista que es rectora de las políticas en materia de juventud, y con ello contribuye al desarrollo del país a partir de la participación de las juventudes mexicanas.

La razón es que México es un país de jóvenes. Son el grupo poblacional más grande de nuestra historia, por ello cualquier política pública en materia de desarrollo debe definir a las personas jóvenes como sujetos de derechos, con capacidad para razonar y reflexionar, escuchar argumentos, aceptar diferencias, actuar para sí mismos y decidir sobre sus vidas.

En palabras del titular del Imjuve, “la participación de las y los jóvenes es fundamental, pues nadie en el país conoce mejor los problemas a los que se enfrentan que ellos mismos. Además, la única manera en que harán suya la implementación de la Agenda 2030 para México es incidiendo en los espacios de toma de decisiones y en el proceso de la política pública”. Por ello, destacó: “Re – sulta fundamental que desde los organismos internacionales hasta las Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC), la academia y las instituciones gubernamentales, se convoque a las personas jóvenes a abanderar acciones trascendentes que nos permitan como país hacer frente a las desigualdades y poner fin a los procesos de exclusión social”.

Durante los próximos 12 años, añadió Máximo Quintana Haddad, las personas jóvenes no sólo experimentarán directamente el resultado de la Agenda 2030, sino que serán actores clave para su exitosa implementación, razón por la cual es esencial construir una plataforma de discusión y crear las condiciones y espacios seguros para un compromiso activo, que garanticen el pleno ejercicio de sus derechos humanos y, por tanto, su desarrollo integral.

No es de extrañar que el lema sugerido por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para conmemorar el Día Internacional de la Juventud de 2018 sea “Espacios Seguros para Jóvenes”. Esto refiere a cualquier lugar en donde las personas jóvenes interactúan entre sí. Pueden ser espacios para la capacitación, recreación, educación, reflexión o la convivencia ciudadana.

Se incluyen también espacios virtuales, digitales y redes sociales.

El común denominador de los espacios seguros es garantizar el principio de inclusión, el respeto a la dignidad y la libertad de expresión. La ecuación es clara: más lugares seguros disponibles que contribuyan a disminuir los índices de violencia e inseguridad a la que se enfrentan las personas jóvenes nos acercan más a las metas de la Agenda 2030.

Al respecto, el director general del Imjuve puntualizó que se han instrumentado diversas políticas públicas para garantizar el ejercicio pleno de los derechos de las personas jóvenes y para fortalecer los espacios de participación en cuestiones de gobernanza y diseño de políticas, con el único fin de que se conviertan en los actores protagónicos del desarrollo.

El reto es que las personas jóvenes sean parte de la construcción del país desde su empoderamiento en los espacios de decisión, porque son quienes más tienen por delante y quienes más energía y capacidad tienen para alcanzar el México al que aspiran.

El director general del Imjuve se pronunció por un Estado de derechos y la defensa de éstos, ya que su garantía efectiva constituye un paso hacia la igualdad.

Derechos como los digitales, se han convertido en uno de los grandes igualadores sociales, porque permiten el acceso a la información y al conocimiento, además de visibilizar a las juventudes y —en consecuencia— mejorar sus condiciones de vida y las de sus familias, a la par de detonar, fortalecer y dar impulso al desarrollo de las comunidades, las regiones y los países.

Garantizar este derecho también permite impulsar el progreso social, pues contribuye a reducir los índices de rezago educativo, incrementar las oportunidades de las personas jóvenes para acceder al campo laboral, así como también a oportunidades de capacitación, orientación, profesionalización e —incluso — de certificación en diversos ámbitos.

Como igualador social, los espacios digitales permiten fortalecer la democracia, pues en la actualidad las nuevas tecnologías permiten tanto a las personas jóvenes como al resto de la población acceder a información, difundirla, expresarla a su manera, interactuar con otros y debatir, lo que contribuye eficientemente a la construcción de su ciudadanía.

“Gracias a la reforma de telecomunicaciones, México ha dado pasos muy importantes para hacer efectivos los derechos digitales que posibilitan a las y los jóvenes acceder a la ciencia, la tecnología, la ingeniería, las matemáticas y convertirse en actores estratégicos del desarrollo de cara al futuro; y el objetivo a alcanzar está bastante claro: ningún joven sin acceso a internet”.

Por otra parte, añadió que también es necesario fortalecer los espacios privados, en particular, la interpretación del sujeto juvenil desde sus cuerpos: “El cuerpo es lo que nos permite interactuar con el resto de los espacios, si lo olvidamos, estamos olvidándonos de las personas jóvenes, ya que es justo ahí, donde sus identidades, intereses e inquietudes se proyectan”, enfatizó Máximo Quintana.

En este sentido, indicó que para el grupo de jóvenes mayores de 15 años el Imjuve se centra en proveer información y medios para impulsar la toma de decisiones libres, informadas y responsables sobre el ejercicio de su sexualidad, mientras que, para el grupo de 10 a 14 años, el énfasis se realiza en el combate frontal al abuso sexual infantil.

Transitar a un México de derechos no sólo se trata de abrir la extensión de oferta de bienes y servicios para los jóvenes, sino de percibirlos y asumirlos en la construcción y afirmación de sí mismos y de su individualización en un acercamiento desde sus intereses, valores, significaciones, criterios, diferencias y diversidades hacia el incremento de sus derechos.

En palabras del titular del Imjuve, lo esencial es garantizar que las personas jóvenes participen y se involucren en temas de su interés y elijan libremente lo que son y hacen, o lo que quieren ser y hacer de su vida.

En este sentido, reconoce que la inseguridad limita la capacidad transformadora de las personas jóvenes.

“Por desgracia, nosotros, las personas jóvenes, somos quienes en mayor medida hemos sufrido las consecuencias del clima de inseguridad en nuestro país”. Sobre ese tema enfatizó que la garantía plena al ejercicio de sus derechos atraviesa también la generación de espacios de diálogos amplios y serios que involucren activamente a los jóvenes.

Al respecto, Máximo Quintana plantea la necesidad de discutir desde la perspectiva de las personas jóvenes la legalización del cannabis, lo que, en sus palabras, permitiría transitar de un enfoque prohibitivo a un enfoque de derechos, prevención y salud, con el propósito de ofrecer mayores posibilidades para la construcción de una paz y estabilidad duradera.

Agregó que, desde la perspectiva de los espacios seguros, que es el tema de la celebración de este año, se pueden reformular las políticas de prevención y salud, y evitar el consumo de sustancias, pero dejando atrás la visión de castigar y estigmatizar al consumidor para dar cabida a un enfoque de salud pública.

Reconocer a las personas jóvenes como sujetos de derechos es considerar sus libertades y sus capacidades para actuar, elegir o rehusarse, sin ser interferidos por otros en lo que corresponde a su propio plan de vida y a su adhesión a ideales y estilos de existencia de su preferencia. Se trata de empoderarlas para que sean actores protagónicos en la construcción de un México en paz, que los derechos sociales sean plenamente ejercidos en autonomía, libertad e igualdad.

Por último y haciendo eco de las voces de las personas jóvenes que en distintos foros internacionales suelen entonar el “nada para nosotros sin nosotros”, el director general del Imjuve, Máximo Quintana Haddad, invitó a la sociedad mexicana a incluir en el debate de lo público las distintas perspectivas y voces de las juventudes mexicanas.

Concluyó diciendo: “Las y los jóvenes mexicanos somos prioridad nacional”.

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