Un siglo después de su descubrimiento, la insulina, el fármaco clave para tratar la diabetes, todavía está fuera del alcance de millones de personas con diabetes.
Así lo denuncia la Organización Mundial de la Salud (OMS) en un informe publicado con motivo de este importante aniversario y en el Día Mundial de la Diabetes.
Una enfermedad caracterizada por niveles elevados de azúcar en sangre que, con el tiempo, pueden provocar graves daños en el corazón, los vasos sanguíneos, los ojos, los riñones y los nervios. Serias complicaciones que solo pueden contrarrestarse con insulina.
“Los científicos que descubrieron esta droga hace 100 años se negaron a sacar provecho de su descubrimiento y vendieron la patente por un solo dólar”, recordó Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la agencia de la ONU. “Desafortunadamente, este gesto de solidaridad ha sido superado por un comercio multimillonario que ha creado grandes brechas en el acceso a la droga”, agregó, especialmente en los países en desarrollo.
Para nueve millones de personas en todo el mundo que viven con diabetes tipo 1, diabetes juvenil, una enfermedad crónica en la que el páncreas produce poca o ninguna insulina, tomar el medicamento convierte la enfermedad en un estado manejable.
Pero hay otros 60 millones de personas en todo el mundo que viven con diabetes tipo 2, la forma más común de la enfermedad, que se presenta en adultos y para la cual la insulina es esencial para reducir el riesgo de insuficiencia renal, ceguera y amputación.
Sin embargo, como señala la OMS, una de cada dos personas que necesitan este medicamento no lo obtiene.
La razón, explicó el máximo organismo de la Salud, es que los mercados mundiales han pasado de la insulina humana, que se puede producir a un costo relativamente bajo, a insulinas sintéticas que pueden ser hasta tres veces más caras.
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Por lo tanto, la agencia de la ONU pidió mejorar la asequibilidad económica de la insulina, regulando los precios y los márgenes de beneficio a través de compras conjuntas y una mayor transparencia de precios.
El objetivo es cumplir la promesa hecha hace 100 años y que es universalizar el acceso a este medicamento que salva vidas, rompiendo las barreras de los altos precios, la baja disponibilidad de insulina humana, un mercado dominado por solo unos pocos fabricantes y sistemas sanitario-débiles.