Previo al cuarto informe de Cuitláhuac García Jiménez, y a escasos dos meses del cierre del ejercicio en cuestión, comenzaron a brincar las noticias extraídas del caso Guacamaya Leaks, y desde su destape periodístico, están brindando a la sociedad datos muy graves sobre la inseguridad y la delincuencia en Veracruz, tan diferentes a “los otros datos” que suelen comunicar, con insistencia, suficiencia y desparpajo, el propio gobernante y los funcionarios responsables de esos delicados temas.

Antes del canto de esa guacamaya latinoamericana, cualquiera hubiera esperado que las cosas fueran más tranquilizadoras y muy diferentes para la entidad jarocha, con las más de cien mesas semanales que se han realizado para revisar esos temas de la seguridad y la justicia, y además con la misma cantidad de ferias, maratones y carreras deportivas que organizan por todo el territorio las autoridades, llenándolas con el personal de las dependencias, iniciativas maquinadas, seguramente para dar a entender que el estado marcha tranquilo y que Veracruz es otro edén, igual o superior a aquel que dicen que hay en el Tabasco de ensueño de López Obrador, que ya también tiene un corcholatoso candidato presidencial, en la figura del secretario de gobernación, el amiguísimo del presidente, exgobernador de esa entidad rica en agua dulce. 

Entrando octubre, Guacamaya Leaks dio a conocer una tarjeta informativa “EXTRA-URGENTE”, de fecha 16 de marzo de 2019, que lleva la firma de un importante personaje Diplomado en Estado Mayor (DEM), del CERFI Sureste-Coatzacoalcos, Ver., perteneciente a la Secretaría de la Defensa Nacional, dirigida a la Comandancia de la Sexta Región Militar con sede en La Boticaria, con copia a otros 5 altos jefes militares de la institución, documento que hace referencia a que “el gobernador del estado de Veracruz está apoyando la entrada a la entidad del Cartel del Noreste”, señalando adicionalmente una serie de datos altamente comprometedores respeto a ese tipo de asuntos y delitos. 

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Sobre este grave testimonio se esperaba una fuerte defensa de Cuitláhuac García y su gobierno, pero al estilo 4T se convocó a los medios de comunicación, compraron una canasta de tacos del parque Juárez para ‘consentir’ a los reporteros de la fuente, debido a un retraso de más de tres horas de espera, y decir que ‘da permiso’ para que lo indaguen. Sin embargo, como él ha sido proclamado -por decreto presidencial- un gobernador honesto, el mismo día en la noche pudo caminar en la alfombra roja del peliculón Luna Negra, dirigida por su hermano Tonatiuh, al que, como Dios del Sol, ahora se le ocurrió ser cineasta.

Y es que la fatal inseguridad pública en Veracruz no puede ser escondida o negada en mesas de atención, como intenta Cuitláhuac García, porque la misma sociedad afectada lo informa y circula día tras día en las propias redes sociales y en los medios de comunicación, que no pueden ocultar o minimizar la situación ante la evidencia constante. 

Y en nada ayudan las aseveraciones mediáticas, como la que en estos días circulan, respecto a que no son ciertos los ataques o robos a la media noche en la autopista Puebla-Orizaba, afectando a numerosos automovilistas y traileros en la zona serrana de Maltrata. 

De todas estas circunstancias, lo único que se concluye entre los veracruzanos son las inquietantes preguntas de la población respecto a la seguridad pública: ¿Tan mal estamos?, ¿Acaso no hay poder humano o institucional que pueda afrontar a los criminales? ¿A esto se refiere la cuarta transformación?

Ya se verá lo que nos dice el cuarto informe de un gobierno insensible e inoperante. E iremos conociendo las siguientes revelaciones de Guacamaya.

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