La ONU advierte que el trabajo infantil ha crecido por primera vez en dos décadas a escala mundial, mientras que la pandemia de coronavirus podría contribuir a que la situación se agudice, reporta la agencia AFP.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) calculan en un informe conjunto que en el arranque de 2020 la cantidad de niños trabajadores era de 160 millones, lo que supone un incremento de 8,4 millones respecto a 2016. Es decir, la desalentadora tendencia se manifestó antes de que el mundo fuera golpeado por el coronavirus tras 16 años de la disminución del indicador.
Las agencias internacionales advierten que cerca 50 millones de menores más podrían engrosar las filas de los niños que ya trabajan en los próximos dos años, si las familias que se sumergen en la pobreza no reciben ayuda.
“Estamos perdiendo terreno en la lucha para erradicar el trabajo infantil. Ahora, bien entrado el segundo año de cierres globales, cierres de escuelas, problemas económicos y reducción de los presupuestos nacionales, las familias se ven obligadas a tomar decisiones desgarradoras”, señaló Henrietta Fore, directora de Unicef.
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Situación en deterioro
El informe especifica que los menores de entre cinco y 11 años, representaron más de la mitad de la cifra global. Asimismo, se evidencia una brecha en función de género, ya que los chicos suman 97 de los 160 millones de niños que trabajan, sin tener en cuenta tareas domésticas.
En la estadística sobresale la categoría de los adolescentes de entre cinco y 17 años ocupados en los así llamados sectores peligrosos que podrían afectar su educación o salud. Se trata de sectores como la minería o la industria de maquinaria pesada en las que los turnos laborales superan las 43 horas semanales. En total, 79 millones de niños desarrollaban estas tareas.
En cuanto a las áreas más afectadas, destaca la región del África subsahariana, en la que 16,6 millones de niños se vieron obligados a trabajar desde 2016. Estas estadísticas se explican por el incremento de la población, que se solapa con las crisis permanentes, la pobreza extrema y la falta de protección social.
Entretanto, al exacerbarse la situación por la pandemia, los datos de hoy podrían ser aun peores, con los niños obligados a ocuparse más horas y bajo condiciones deterioradas.