Jesús Lezama
Cuando hablamos de aprender llegamos a creer que se trata de una actividad más del ser humano, no es así, aprender es la actividad que nos ha hecho humanos. La historia del ser humano es una historia permanente de aprendizaje. Así domesticamos el fuego, inventamos la escritura, y podemos interrogarnos por el sentido de la existencia.
La antropología subraya que lo que distingue al Homo Sapiens no es su fuerza ni su tamaño, sino su sociabilidad: nuestra tendencia a observar, imitar y cooperar con otros. El aprendizaje no es sólo acumular información, sino una forma de inserción en una cultura. Margaret Mead, pionera de la antropología cultural, lo ilustró bien: “no hay infancia sin aprendizaje, y no hay sociedad que no moldee ese aprendizaje desde sus propios ritos y símbolos.”
Y este rollo filosófico, inspirado un poco por la antropología social, despierta por las características que ha mostrado la gobernadora de Veracruz, Rocío Nahle, por sus modos de “hacer” gobierno.
Hoy llama la atención la insensibilidad y falta de prudencia, al margen de la ausencia de comunicación política, de Rocío Nahle, en el caso de la maestra jubilada Irma Hernández, víctima de un grupo delincuencial, que ya puso a Veracruz de moda a nivel nacional e internacional. Ello sin contar, el avispero que provocaron innecesariamente con los taxistas.
Parece que a ocho meses de gobierno no se quiere aprender, quizá por exceso de soberbia, y eso provoca falta de empatía, sensibilidad y sociabilidad para comprender las verdaderas necesidades de la sociedad veracruzana. El grave problema es que no se ha comprendido que al adquirir conocimiento se puede transformar. Dicho de otra forma, no saben que no saben.
Por ejemplo, llamó la atención el modo “nado sincronizado” de las focas aplaudidoras del régimen, al difundir que Veracruz tiene “mucha gobernadora”, ya que Rocío Nahle reiteró “yo soy la gobernadora de Veracruz”, cuando ganó con más de 2 millones de votos, según cifras oficiales.
Innecesaria reiteración y evidente necesidad de profusión. Es como si un Octavio Paz hubiera insistido “yo soy el Premio Nobel de Literatura” o Carlos Slim dijera “yo soy el hombre más rico de México”.
A ello hay que sumar las “TORMENTAS, TERREMOTOS E INESTABILIDAD EN EL GOBIERNO DE ROCÍO NAHLE” o “LA NECESIDAD DE AJUSTAR AL EQUIPO: NAHLE Y SU SEGUNDO PISO DE LA TRANSFORMACIÓN” que se anticiparon en este espacio hace algunas semanas.
Sin embargo, hay algo en que muchos veracruzanos están de acuerdo con la señora gobernadora: si quieren poner a Veracruz de moda, para mayores inversiones, empleo, seguridad, paz, pero no de ese modo. La política no es ciencia, sino sería exacta. No es la fuerza política ni el tamaño jerárquico que se posee, sino la sociabilidad y sensibilidad en el trato. Debemos aprender para seguir siendo humanos.










