Jesús Lezama

Luego de 7 meses y medio de estar al frente del Poder Ejecutivo, Rocío Nahle no consigue echar a andar al gobierno y poner a trabajar a sus colaboradores más cercanos. Y como al interior de su administración no hay quien se atreva a advertirle lo que es erróneo o grave, la errática labor política y administrativa emerge en el ambiente veracruzano.

A no pocos observadores les parece que ciertas actitudes comienzan a cobrarle fractura. Pero describamos algunos ejemplos con los detalles más sobresalientes que deberían ocasionar preocupación en la señora gobernadora. 

En la Secretaría de Finanzas, donde despacha Miguel Reyes Hernández, el desequilibrio administrativo y las pugnas internas son la constante. Por ejemplo, el subsecretario de Finanzas y Administración, Eric Domínguez, anda más ocupado en materializar el triunfo de Morena en su natal Papantla, para no dejar en manos de Movimiento Ciudadano la alcaldía y se destapen los señalamientos de los desvíos de recursos públicos y los supuestos negocios de obra pública del funcionario nahlista. En la Tesorería, a cargo de Eugenia Blas, los pagos no avanzan y las auditorías al gobierno morenista anterior, tienen con muy mal rostro y peores modos a la originaria de Minatitlán.

En la Secretaría de Educación, la de Claudia Tello, el desorden, la incompetencia, la corrupción y las alianzas sindicales, así como el nepotismo y amiguismo, son los señalamientos que se escuchan en los pasillos de esa dependencia junto a ciertos negocios en la contratación de servicios en algunas de las direcciones generales.

En la Secretaría de Seguridad Pública, el almirante Alfonso Reyes lucha con las almas de la corrupción que dejaron sembradas el exjefe administrativo de esa dependencia Ulises Rodríguez Landa y el hijo del diputado federal Eleazar Guerrero, jefes intocados que cultivaron una red de complicidades que atajan el trabajo del nuevo titular de la unidad administrativa, Andrés Rosaldo, hermano de Pedro Miguel, el alcalde electo de Coatzacoalcos. La parte operativa que maneja el tema de la seguridad, con el asiento de varios cárteles, se decidió combatir en coordinación con las fuerzas federales dependientes de la presidenta Sheinbaum y su gabinete de seguridad.

En la Secretaría de Turismo, después de la fallida designación de Dulce María “La Nena” de la Reguera, no hubo titular más de dos meses y medio. Desde ese espacio se tuvo la “ideota” -idea grande- de fusionarla con el área de cultura, pero las argumentaciones que brindaron gentes de la academia y la cultura detuvieron el despropósito. Ahí llega Igor Rojí, porque “le sabe mucho”, un neomorenista señalado de “ambicioso” -al intentar otra vez ser alcalde de Orizaba- por su mentor político el priista Juan Manuel Diez.

En la Secretaría de Infraestructura y Obras Públicas, donde despacha el súper funcionario Leonardo Cornejo, personaje bien visto por constructores serios, se concentró toda la obra que emprendería la administración de Rocío Nahle, con un presupuesto inicial superior a los  4,345 millones de pesos, pero hasta el momento no se han dado a conocer públicamente cuáles son las obras licitadas o ya en proceso de construcción, mucho menos los avances de las auditorias del 2023 donde hay un pendiente por aclarar de 36 millones 669 mil 849 pesos con 78 centavos. En ese rubro, el Órgano de Fiscalización estatal apenas despertó del letargo y reconoció anomalías en el Estadio Luis “Pirata” Fuente en Boca del Río y en el Nido del Halcón de Xalapa, obras predilectas del gobierno de Cuitláhuac García.

En la Secretaría de Desarrollo Económico, tierra de Ernesto Pérez Astorga, los números alegres y saltarines han dejado de ser la constante, pero es consistente la relajación del exsenador suplente, quien en este su segundo periodo se atrevió a decir que “estamos en la mejor posición de la historia de nuestro estado” y a difundir su viaje a Hannover, Alemania, a donde íbamos a exportar un montón de productos, aunque no se han desglosados cuáles. Se sabe, que ahora la confianza de la mandataria estatal recae en el subsecretario Tato Vega.

En la Contraloría General, donde genera un buen relax el titular Ramón Santos, no se conoce si al menos han dado alguna asesoría o curso para funcionarios públicos estatales de ética o profesionalización administrativa. Mucho menos si se ha impuesto alguna sanción o castigo administrativo en contra de los funcionarios cuitlahuistas.

Estas son algunas de las singularidades en el gobierno de la primera gobernadora de la entidad, en las que debería poner especial atención y llamar a cuentas a su equipo cercano y entonces si encaminar a Veracruz al segundo piso de la transformación.

¿O es que aún hay tiempo para seguirlo perdiendo? 

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