El Ayuno intermitente vuelve a colocarse sobre la mesa conforme se acerca la Navidad, una época marcada por celebraciones, reuniones familiares y propósitos de Año Nuevo. Entre cenas de empresa, Nochebuena, roscones de Reyes y el frío del invierno, surge una pregunta recurrente: ¿se puede mantener la línea y disfrutar de las fiestas al mismo tiempo?
Lejos de una respuesta tajante, especialistas coinciden en que el equilibrio está en comprender cómo interactúan la biología, la psicología y el contexto social. El calendario empuja hacia un mayor consumo calórico, pero la ciencia también señala que el invierno puede convertirse en un aliado metabólico para quienes adoptan el Ayuno intermitente de forma flexible y consciente.
La “factura metabólica” de las fiestas
Existe una creencia popular muy arraigada: que durante las fiestas navideñas se gana una gran cantidad de peso. Sin embargo, los datos científicos matizan esta percepción. Un estudio publicado en el New England Journal of Medicine reveló que el aumento promedio de peso durante la temporada navideña es de apenas 0.37 kilogramos, mientras que en todo el invierno el incremento ronda los 0.48 kilogramos.
Aunque la cifra parece menor, el problema radica en que la mayoría de las personas no pierde ese peso extra una vez concluidas las fiestas. Ese “medio kilo navideño” suele acumularse año tras año, contribuyendo de forma silenciosa al sobrepeso y la obesidad. Por ello, algunas personas ven en el Ayuno intermitente no una dieta temporal, sino una herramienta de autogestión y estilo de vida.
El frío como aliado metabólico
Contrario a la idea de “hibernar” y comer más en invierno, el frío puede favorecer la recomposición corporal. Así lo explica Gonzalo Ruiz Utrilla, biohacker y experto en longevidad, quien señala que esta época es propicia para iniciar el Ayuno intermitente.
“Esta época del año es perfecta para iniciarse en este patrón de alimentación si uno de los objetivos es la pérdida de peso, ya que el frío acelera el metabolismo y el gasto calórico se ve potenciado por el ayuno”, afirma.
La explicación está en el tejido adiposo marrón o grasa parda. Estudios como los publicados en Cell Metabolism han demostrado que la exposición al frío activa este tejido, el cual utiliza glucosa y lípidos para generar calor, incrementando el gasto energético incluso en reposo.
Beneficios más allá del peso
El Ayuno intermitente no solo impacta en el control del peso. Este patrón de alimentación activa la autofagia, un proceso de limpieza celular ampliamente estudiado por el doctor Yoshinori Ohsumi, Premio Nobel de Medicina en 2016.
Además, Ruiz Utrilla destaca beneficios menos visibles pero igualmente relevantes: “Lo recomiendo también por la disciplina que crea en el día a día y la mejora que se percibe en cuanto a claridad mental”.
Ayunar sin culpa ni extremos
Uno de los principales errores es confundir ayuno con restricción extrema. “Ayunar no significa comer menos calorías de las que necesitamos. Se pueden mantener calorías estables y beneficiarse del ayuno solo por la ventana temporal”, aclara el experto.
No obstante, el invierno presenta retos específicos: menos horas de luz solar y alteraciones en los ritmos circadianos. Aun así, existe una ventaja práctica: fuera de los días clave de celebración, las personas suelen salir menos a comer. Esto permite aplicar una estrategia de adherencia imperfecta: ayunar entre semana y ser más flexible en las comidas sociales.
El riesgo, advierte Ruiz Utrilla, es caer en el ciclo restricción–atracón. “Pegarse atracones para compensar las horas de ayuno es un grave error”, señala. Además, recuerda que el Ayuno intermitente no sustituye otros hábitos fundamentales como dormir bien y hacer ejercicio.
Celebrar con equilibrio
La Navidad no debería vivirse desde la culpa. Bien gestionado, el Ayuno intermitente puede ser una herramienta que permita disfrutar de los banquetes sin caer en excesos constantes ni en obsesiones poco saludables. La clave está en la flexibilidad, el contexto y el respeto al propio cuerpo.
Porque, al final, más allá de dietas o tendencias, las fiestas son un tiempo para celebrar, convivir y cerrar el año con bienestar. Y en ese equilibrio consciente, el Ayuno intermitente puede encontrar su mejor lugar.








