El astrónomo y profesor de la Universidad Harvard (EE.UU.) Avi Loeb asegura haber encontrado fragmentos de tecnología alienígena en un meteorito que se estrelló en las aguas de Papúa Nueva Guinea en enero del 2014.

“Es la primera vez que los humanos tienen en sus manos material de un gran objeto que vino del espacio interestelar”, dijo Loeb el miércoles en una entrevista con el medio NewsNation, mientras mostraba un recipiente con el material hallado.

El astrónomo indicó que se trata de esférulas milimétricas de metal con una composición que, según él, es “anómala” en comparación a las combinaciones hechas por el hombre.

Loeb y su equipo recolectaron 50 pequeños fragmentos esféricos en una expedición a mediados de junio en el océano Pacífico a dos kilómetros de profundidad cerca de la isla de Manus. La excursión, que costó 1,5 millones de dólares, contó con 26 recorridos en un área de casi 10 kilómetros de ancho.

Según Loeb, lo restos pueden ser material de una nave espacial extraterrestre interestelar.

“Estas son esferas casi perfectas, o canicas metálicas. Cuando las miras a través de un microscopio, se ven muy distintas del fondo”, dijo Loeb. Según los hallazgos de su equipo, los objetos son 84 % de hierro, 8 % de silicio, 4 % de magnesio y 2 % de titanio, y el 2 % restante está compuesto por oligoelementos.

En uno de sus reportes diarios, el astrónomo dijo que al principio el material se parecía fragmentos de hierro corroído. Pero cuando se examinaron con rayos X fluorescentes, el equipo de investigación determinó que lo más probable era que fueran una aleación de acero y titanio, también conocida como S5 o acero resistente a los golpes. 

“Tiene una resistencia material que es más dura que todas las rocas espaciales que se han visto antes y catalogadas por la NASA”, dijo Loeb, quien cree firmemente que el meteorito, apodado IM1, procede de más allá de nuestro propio Sistema Solar debido a la impresionante velocidad a la que impactó en el océano.

“Fue de 60 kilómetros por segundo […] El hecho de que esté compuesto de materiales más duros que incluso los meteoritos de hierro, y que se haya movido más rápido que el 95 % de todas las estrellas en la vecindad del Sol, sugirió potencialmente que podría ser una nave espacial de otra civilización, o algún dispositivo tecnológico”, sostuvo.

Por ahora, Loeb y su equipo están tratando de determinar si lo que encontraron tiene un origen natural o artificial.

Años atrás, investigadores identificaron un objeto de aproximadamente 0,9 metros de ancho detectado el 8 de enero de 2014 a una altura de 18,7 kilómetros sobre un punto cercano a la isla Manus de Papúa Nueva Guinea, en el Pacífico sur.

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