La NASA ha dado por concluida la misión InSight, luego de que los controladores del programa no pudieran comunicarse con el módulo de aterrizaje en dos intentos consecutivos.

Los encargados del proyecto en el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA concluyeron que finalmente las baterías alimentadas por energía solar en la nave espacial se quedaron sin carga, en un término que los ingenieros llaman “autobús muerto”.

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Apenas hace unos días, el propio rover ya se había despedido en redes sociales con un triste mensaje, señalando que su energía era baja, y que posiblemente la imagen publicada en ese momento sería la última que pudiera enviar.

También “comentó” que su tiempo había sido productivo y sereno, donde a pesar de todo intentaría seguir hablando con el equipo de la misión, aunque pronto se apagaría, cerrando con un “gracias por quedarse conmigo”.

El lento camino a quedarse sin energía

En el mes de noviembre, la agencia ya había hecho planes para declarar la misión terminada si el módulo de aterrizaje fallaba a dos intentos de comunicación seguidos, aunque por lo pronto, se continuará monitoreando la señal “por si acaso”, aunque se considera poco probable, ya que la última vez que InSight se comunicó con la Tierra fue el 15 de diciembre.

El InSight se dedicó durante más de cuatro años a estudiar el interior profundo de Marte. Gracias a sus aportes, podemos conocer detalles nuevos sobre las capas del planeta rojo, el clima de la región y su actividad sísmica.

En este último apartado, utilizando el sismómetro de alta sensibilidad, junto al monitoreo diario de la agencia espacial francesa Centre National d’Etudes Spatiales (CNES) y el Marsquake Service, permitieron detectar 1,319 “marsquakes” o martemotos, incluidos algunos provocados por impactos de meteoritos.

Esta información permite ayudar a los científicos a determinar la edad de la superficie del planeta, mientras que los datos del sismómetro permiten una nueva forma de estudiar la corteza, manto y superficie de Marte.

El sismómetro fue el último instrumento que permaneció encendido mientras se acumulaba polvo en los paneles solares del módulo de aterrizaje, reduciendo gradualmente sus niveles de energía.

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