En Veracruz la coalición Fuerza y Corazón, conformada por el PRI, PAN y PRD, postula a Pepe Yunes como candidato a gobernador, a Miguel Ángel Yunes Márquez y a Sara Ladrón de Guevara al senado de la república, como los mejores cuadros para representar la entidad, pero esta última tienen un pasado negro, sumiso y corrupto. 

Los Yunes están en el centro de la opinión pública y de las preferencias electorales. En ambos casos se anticipa el triunfo de esos candidatos. Pero en esa mezcla metieron a Sara Ladrón (¿de a de veras?) de Guevara, la exrectora de la Universidad Veracruzana que estuvo al servicio de los intereses yunistas y los del poder.

En los mítines proselitistas de la Fuerza y Corazón por Veracruz, Sara Ladrón es la candidata gris, sin gracia, la que ponen en los templetes, pero nadie conoce. Sin embargo, su paso en la rectoría por la Universidad Veracruzana estuvo marcado por el autoritarismo y la corrupción. 

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Para los de memoria corta, Sara Ladrón creó plazas de tiempo completo a pesar de las dificultades financieras que ha tenido que enfrentar la máxima casa de estudios de Veracruz. Además, cobró un sueldo mensual de 71 mil 627.30 pesos y una prima vacacional de 33 mil 393.98 pesos. 

Pero la ahora impoluta candidata al senado en la segunda fórmula siempre ocultó la percepción real de su salario, el cual se ha estimado en más de 200 mil pesos mensuales.

También creó “fast track” 50 plazas para docentes e investigadores en la región de Xalapa, entre los que se encuentra quien fungió como su director de Administración y Finanzas de la UV, Salvador Tapia Spinoso, un lacayo sin decoro.

Sara Ladrón nunca aclaró la millonaria trama inmobiliaria que le descubrieron ni el eterno acoso de maestros a alumnas, ni las críticas dentro y fuera de la universidad o la deficiente calidad académica en la institución. Su rectorado estuvo marcado por los maravillosos tiempos de ganar-ganar. 

Para Sarita, como se refieren sus cercanos, la vida ha sido un carnaval. No le importó que la Universidad Veracruzana hubiera disminuido su nivel académico, sólo se ocupó en ser la primera rectora de esa institución, ser la aliada del entonces candidato a gobernador Miguel Ángel Yunes Linares para recibir un pago de 50 millones de pesos por la elaboración de un plan estatal de desarrollo -que jamás fue evaluado- para el gobierno bianual de su aliado temporal.

En agosto de 2018 en Palabras Claras se advirtió: “Sara es eficaz para moverse con sigilo. Y desea estar a tono con la cuarta transformación que pretende el futuro presidente de la república. Y para su fortuna, su inteligente marido (EPD) guarda convenientes ligas con Manuel Bartlett, uno de los cercanos al virtual mandatario del país.”. La vida sigue igual para la impresentable exrectora disfrazada de académica.

Sara Ladrón deja la cuarta transformación para colarse en el nuevo Veracruz que anhela Pepe Yunes y los verdaderos veracruzanos. Ella sabe que la política sólo es una escalera, jamás el bienestar social.

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