En esta época del amenazante coronavirus, específicamente durante el fin de semana, aparecieron dos desafortunados videos cuitlahuistas que de inmediato se viralizaron. El primer impacto que causan es el del estupor y la preocupación. Uno se refiere a la personal campaña que Cuitláhuac García Jiménez hace desde el municipio de Isla para prevenir el terrible mal originario de China. El otro es una entusiasta difusión de apoyos del DIF Estatal para producir y utilizar lombricomposta en huertos familiares.
La circulación de esos materiales en las redes sociales está dando infinidad de comentarios negativos derivados de la pobreza de los contenidos, de la simpleza de las propuestas y de la irresponsabilidad que denotan las actitudes y dichos del mandatario veracruzano.
La frescura que pretendieron esos comunicados se convierte en crudeza estéril y ausencia de sensibilidad respecto a los problemas de la prevención de la epidemia y del escaso respaldo que su gobierno está presentado a las familias pobres, a productores agropecuarios y a los hombres del campo.
Lo que más llama la atención es la facilidad con que se emiten estos mensajes superfluos y que muestran el desconocimiento en esas materias. Acaso en las secretarías de salud y de desarrollo agropecuario no existen programas serios e inversiones reales y convincentes que pudieran permitir la realización de videos bien elaborados y a la altura de un gobernador.
O es que no hay quien asesore con responsabilidad, alguien que cuide la imagen del gobernante y que se adelante a posibles impactos negativos en la población. O es que Cuitláhuac se comporta como una isla a la que nadie con cerebro puede acercarse. Esto ya indicaría gravedad extrema, dado que apenas estamos en el segundo año de mandato.
Por los comentarios en contra del gobernador, pareciera que estos dos videos sirven magistralmente para comenzar una campaña, no preventiva en la salud, más bien para evitar que Veracruz tenga otro gobernador como éste, que si bien se envolvió en el transparente celofán de la honestidad, no resultó mejor a los anteriores, como presumía y vociferaban sus simpatizantes.
Esta es la única clase de campaña que se vislumbra cuando Cuitláhuac pretende darnos una lección de cómo se debe estornudar sobre el antebrazo. Su irresponsable video ha permitido el inicio de una campaña política para posicionar a un candidato de otro partido, a otro tipo de prospecto a la gubernatura. Después de esta demostración de ineptitud y relajada gestión, es bastante obvio que ni el PRI, ni el PAN, y ni MORENA pueden gobernar con virtud y sabiduría a Veracruz, por mucho que se vistan de seda, se hagan los inteligentes y se cuelguen medallas.
Y respecto al video de la lombricomposta del DIF, donde el cajón parece costar más que los dos implementos que contiene, la única entrelínea que permite ver ese pobre mensaje es que el inconsciente jarocho está evocando con disgusto al floreciente huerto familiar cuitlahuista, observado de mal modo por el propio López Obrador en una de sus primeras conferencias mañaneras, cuando alguien le fue a tocar el incómodo tema del primísimo de Xalapa.









