La fe no tiene dolor, obstáculos ni pretextos con tal de llegar al cerro del Tepeyac a venerar a la Virgen de Guadalupe, la madre amada de los mexicanos. Cientos de peregrinos llegan de rodillas a la Basílica o a cualquier santuario del mundo a visitarla.

En México, y muchos países de Latinoamérica, miles de seguidores demuestran su devoción con tatuajes en el corazón o en cualquier otra parte del cuerpo donde se le pueda venerar para pedir ‘el milagro’.

Pero todos los fieles católicos llevan tatuada a la Virgen de Guadalupe, madre de México y de América. La Guadalupana nunca abandona, nunca te suelta, no te hace desfallecer, expresan los fieles peregrinos que van a su encuentro.

La Morenita del Tepeyac espera, como toda madre, la visita de sus hijos para escucharlos o simplemente para ver cómo van cumpliendo sus promesas los fieles católicos, ante las súplicas que fue recibiendo durante el año.

El cansancio, el sudor que escurre por el cuerpo de los peregrinos no es impedimento para acudir puntuales al cumpleaños de la Guadalupana este 12 de diciembre cantando ‘Las Mañanitas’, con lo que festejan una de las tradiciones que revelan el profundo amor a la reina de México.

En esta fiesta todo es espontaneo y ‘Las mañanitas a la Virgen’ las han cantado Julio Iglesias, Raphael, y otros extranjeros famosos.

Hoy, los católicos están de fiesta y seguirán venerando a la Virgen de Guadalupe, porque ya lo dijo el Papa Juan Pablo II: “México siempre fiel”

Historia y origen de la Basilica de Guadalupe

De acuerdo con la Arquidiócesis de México, “la Iglesia Católica ha tributado constantemente a la Virgen María una especial piedad y culto”. En el caso del también llamado Santuario del Tepeyac, ha sido el objetivo principal de millones de peregrinos, provenientes del resto del territorio mexicano y de América.

La historia es un poco conocida, pero enseguida un breve repaso.

El 9 de diciembre de 1531 en la madrugada, la Virgen se apareció ante Juan Diego, quien la vio en su ayate.

Según la Iglesia, Juan Diego oyó el cantó de los pájaros, lo que lo llevó al Cerro del Tepeyac y vio a la Madre de Dios que le pidió ir con Obispo para pedirle un templo.

Por la tarde, el hombre vuelve a la cumbre con malas noticias, por lo que la Virgen le dice que insista.

Al siguiente día, a las 15:00 horas aproximadamente, Juan Diego habló por segunda vez con el Obispo y este le pidió una señal. La Virgen le dice que vuelva al día siguiente por la prueba, pero él no regresa por la enfermedad de su tío.

Para el martes 12 de diciembre, Juan Diego recurre a un sacerdote para pedir por su familiar. En eso, intercede la Virgen y le explica que ya sanó. Unas horas después le da unas flores como señal.

Ya en la casa del Obispo, Juan Diego muestra las rosas que estaban en su ayate, pero al desplegarlo apareció repentinamente la imagen de la Virgen María.

Este recinto fue reconocido como Santuario Nacional por la Conferencia del Episcopado Mexicano el 17 de noviembre de 1983.

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