¿Le gusta lo que ve cuando se mira en el espejo? Si su respuesta es “no” usted no es el único. De hecho, para mucha gente hay una brecha enorme entre cómo se ven sus cuerpos y cómo les gustaría que se vieran. Los expertos le llaman ‘aceptación de la figura’.

Lo que sucede es que, en casi todas las sociedades, las personas se han vuelto más voluminosas que en las décadas pasadas, mientras que los índices de obesidad han venido en aumento.

Y al mismo tiempo, el bombardeo de los medios con imágenes de mujeres de cuerpos exquisitamente seleccionados e imágenes de hombres imposiblemente musculosos, ha logrado que la brecha entre la realidad y las expectativas de lo que debe ser un cuerpo ‘normal’, haya provocado que la gente común se sienta con una fi gura ‘inadecuada’.

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Es correcto buscar un cuerpo más firme y mejor proporcionado, pero algunas personas no pueden dejar de pensar en los ‘defectos’ que creen tener cuando se comparan con lo que ven en los periódicos, las revistas y la ‘tele’.

El problema es que este tren de pensamiento puede contribuir a que muchos —sobre todo las mujeres y los jóvenes—dejen de salir con los amigos o se abstengan de ir a ciertos lugares porque se sienten avergonzados de su figura o de la forma de su cuerpo.

“Muchas personas creen que se ven horribles, defectuosas o deformes, pero en realidad se ven bien”, dice la doctora Katharine A. Philips, una psiquiatra de Nueva York.

“Los defectos físicos que perciben esas personas son pequeños detalles que los demás ni siquiera capptan porque son realmente mínimos”. Pero tener una imagen negativa de su propio cuerpo no es sólo un problema de actitud, sino que puede tener serias consecuencias para la salud física y mental.

El síndrome

Si los pensamientos obsesivos acerca de su cuerpo le causan angustia o interfieren con su vida diaria, usted podría tener una distorsión mental de su imagen corporal que los expertos llaman “desorden de dimorfismo corporal” (body dismorphic disorder o BDD por sus siglas en inglés). El BDD es una condición psiquiátrica que hasta hace poco afectaba a dos por ciento de la población, pero que ha crecido enormemente en los últimos años, sobre todo en el ámbito femenino.

“Las personas con BDD piensan de manera repetida acerca de algún defecto imaginario en su apariencia física. Y es un pensamiento que resulta difícil de resistir o de controlar”, aseguran los psicólogos. Muchas de esas personas terminan con episodios de depresión mayor, y aproximadamente una de cada cuatro ha pensado en el suicidio. De hecho, en los últimos tiempos los psicólogos se han visto en la necesidad de poner especial atención en cómo la cultura y los medios pueden distorsionar lo que una persona percibe acerca de su cuerpo. Y no son sólo las mujeres.

Los estudios recientes muestran que los varones, tanto adultos como adolescentes, sienten que no tienen una figura ‘normal’, al compararse con lo que ven en las revistas, en la televisión y en el cine.

Lo que dice una prueba

“En la sociedad moderna hay un clima que, en el caso de los varones premia la musculatura y la asocia con masculinidad, mientras que en el caso de las mujeres, valora la delgadez y anula la falta de simetría corporal”, dice el doctor Harrison Pope, un psiquiatra de la Escuela de Medicina de Harvard.

Pope y sus colegas han encontrado una amplia brecha entre lo que piensan los hombres de sus propios cuerpos y lo que creen que prefieren las mujeres. En un estudio, estos investigadores le pidieron a hombres de Estados Unidos y Europa que seleccionaran en una computadora, la talla y forma del cuerpo con las que ellos se sintieran más identificados.

Luego le pidieron que seleccionaran el cuerpo que ellos consideraran que las mujeres encontrarían más atractivo. Y seleccionaron varones con ocho a 10 kilogramos de músculo por encima de lo normal.

Pero cuando los científicos le preguntaron a las mujeres cuáles formas de cuerpo les gustaban más, “las mujeres eligieron cuerpos masculinos ordinarios, sin ningún músculo extra”.

“O sea que los hombres tenían lo que se conoce como ‘fobia a la imagen’ o ‘desorden de dimorfismo corporal’, que tiene relación con los cuerpazos de hombres y mujeres que ahora se ven en los medios.

El peligro de los esteroides

La idea de que el cuerpo musculoso es atractivo, ha llevado a que muchos hombres y mujeres se obsesionen con el fisicoculturismo. “El problema es que estas personas suelen mirarse en un espejo y creen que se ven pequeños e insignificantes, aún si son fuertes y han logrado mejorar sus cuerpos”, dicen los expertos.

Y verse a sí mismos con una imagen corporal ‘disminuida’ los pone en riesgo del uso de esteroides anabólicos y otras sustancias diseñadas para ganar masa muscular.

De hecho, los esteroides anabólicos son extremadamente efectivos para construir músculo, sin importat lo negativo que puedan ser para la salud, dicen los expertos. “Los esterpides pueden darle a usted una musculatura que nunca podría lograr ni siquiera con el plan de ejercitamiento más dedicado y ni siquiera con un extenuante entrenamiento con pesas.

Sin embargo, los músculos inducidos por los esteroides se consiguen a un alto precio, ya que el abuso de esas sustancias puede llevar a serios, y algunas veces irreversibles problemas de salud.

Los anabólicos pueden dañar el hígado y causar alta presión sanguínea, dispararle el colesterol y provocarle problemas de la piel. Y evidencia creciente sugiere que los esteroides también pueden causar daño en el músculo cardiaco.

Los varones pueden desarrollar tejido en los senos, y sus testículos se pueden reducir de tamaño. El abuso de esteroides puede también alterar ciertos químicos del cerebro y afectar el estado de ánimo y la conducta.

“Un efecto sorprendente es que cuando los hombres toman esteroides anabólicos y gradualmente se hacen más musculosos, se fijan tanto en lo que pueden lograr con su cuerpo que por lo regular se sienten insatisfechos y buscan más y más musculatura. Pero los esteroides no siempre liberan a la persona de los problemas relacionados con la imagen de su cuerpo”.

El diagnóstico

Las personas con el ‘síndrome de dimorfismo corporal’ difícilmente pueden ser diagnosticadas, debido a que con frecuencia se sienten demasiado avergonzadas para platicar sobre las preocupaciones de su apariencia. Sin embargo, sus preocupaciones las pueden llevar a manifestaciones más evidentes, entre ellas la depresión y el acné, que se presentan en 75 por ciento de los pacientes con BDD.

Por otra parte, mucha gente está tan obsesionada con su cuerpo que deja de preocuparse acerca de su salud, su dentadura o su vestimenta. Aunque el BDD puede ser difícil de diagnosticar los indicios del síndrome incluyen frecuentes chequeos en el espejo, excesivo acicalamiento, cobertura de las partes del cuerpo que les disgustan y afectaciones de la piel.

“La buena noticia es que estamos aprendiendo mucho acerca del tratamiento efectivo para este desorden”, dice un psiquiatra. Y varios estudios sugieren que los medicamentos conocidos como ‘inhibidores selectivos de la serotonina’, los cuales son usados para tratar la depresión y otros desórdenes, pueden ser efectivos para el BDD.

La terapia conductual también puede ayudar. Si usted tiene un ‘desorden de imagen corporal’, mejorar su actitud respecto a su figura puede resultar tan simple como mantener hábitos saludables, ejercitarse de manera regular y aceptar su figura sin necesidad de compararla con los cuerpos selectos que se ven en los medios.

Todos queremos vernos bien, pero uno nunca debe sacrificar su propia salud para tratar de cambiar la figura que nos dieron los genes de nuestros progenitores.

Esa forma de ser ha dado lugar a que se incremente el llamado ‘síndrome de dismorfismo corporal’, en el que la persona se niega a aceptar su propia figura al compararla con las de los modelos que se ven en las revistas y en la ‘tele’.

Cuidado con este síndrome

Nunca, como ahora, la búsqueda de un cuerpo bien proporcionado había sido tan evidente…

En casos extremos esto ha llevado no sólo al fisicoculturismo, sino al uso de esteroides anabólicos que magnifican la musculatura.

 Los expertos dicen que siempre es posible mejorar la figura, pero no cambiar la estructura corporal. Por lo tanto, es aceptable buscar un cuerpo más saludable, pero no obsesionarse con tratar de lograr la ‘figura ideal’.

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