Iñaki Martínez, que estuvo en el germen del partido Euskadiko Ezkerra en 1977, defiende que fue demasiada la gente que en Euskadi “pensó que había que pagar un precio por el cese de la violencia y que ese precio era el silencio”; ahora se enfrenta a esa idea.
Iñaki Martínez (Guatemala, 1957) acaba de publicar Manto de silencio, un libro sobre la figura del etarra Eduardo Moreno Bergaretxe “Pertur”, que ya en la década de 1970 quiso abandonar la lucha armada, hasta que desapareció sin dejar rastro. “Era un joven muy adelantado a su tiempo. Tenía 24 años cuando empezó con esta idea, la defendió ante sus compañeros y lo llevó a un enfrentamiento con el sector más radical de ETA, lo que provocó su muerte y su desaparición”, explica a Efe con motivo de su promoción en A Coruña.
En aquel entonces, la organización estaba dividida en ETA-político militar y ETA-militar, si bien la primera acabaría por desintegrarse y sus restos acabaron en la segunda, que después siguió solo como ETA. “En 1975 el protagonista, Pertur, viendo que la muerte de Franco era inminente y que habría de llegar una democracia, empieza a pergeñar y teorizar sobre la necesidad de crear un partido político que entrase en juego con la democracia. Defendía que debía tener sustento en lo que se llamaban las organizaciones de masas: estudiantes, trabajadores o asociaciones de vecinos”, continúa.
El autor, que entonces era un estudiante que compartía las ideas de la izquierda abertzale —nacionalista vasca—, participó de esa historia —sin conocer a Pertur ni haber estado en sus organizaciones— como miembro de la dirección política de Euskadiko Ezkerra, que entonces dio voz a aquel espacio político y hoy está junto al Partido Socialista vasco en las siglas PSE-EE. “Desde que ETA dejó las armas, hay mucho miedo a escribir sobre esto. Hay mucha gente en Euskadi que pensó que había que pagar un precio por el cese de la violencia y que ese precio era el silencio. Por eso escribí este libro, para combatir esa idea que prendió en parte de la sociedad vasca”.
Estructura el libro en dos partes, primero con una introducción sobre el contexto revolucionario de la década de 1970 en Alemania, Italia, Irlanda, Córcega, Palestina o Japón, con “movimientos muy extremistas y que preconizaban la violencia. Quise reflejar la ensoñación en la que vivíamos: pensábamos que íbamos a hacer las revoluciones en cuatro días”. Después empieza una segunda parte en forma de crónica, con “testimonios de muchísimas personas que conocieron a Pertur, que participaron en los debates contra el otro sector” y establece “una secuencia de hechos que sí existieron y sobre los que no hay ninguna duda”, de manera que el lector pueda concluir sobre cómo se produjo su desaparición.
Las dos teorías son la purga interna y la guerra sucia de la extrema derecha o del aparato del Estado, pero Iñaki Martínez asegura que no tiene dudas sobre lo ocurrido aquel 23 de julio de 1976. “La izquierda abertzale tiene unos héroes desde hace unos años asesinados por la extrema derecha o por el GAL, sobre los que busca la conmemoración y homenaje permanente siempre que es el aniversario, con una iconografía aplastante. Y hay una pregunta que ha surgido precisamente en las presentaciones: ¿por qué los 23 de julio nunca está presente la izquierda abertzale y solo están los familiares de Pertur y su entorno?”. Aquel día, el protagonista del libro estuvo, según ellos mismos, con Pakito y Apala ante lo que el autor ve “absolutamente inverosímil” que compartiese viaje con ambos —formaban parte del grupo violento que lo había secuestrado meses antes—; el segundo diría años más tarde en Nicaragua que el desaparecido estaba “en el fondo del mar”.
Cree que la postura de Pertur a favor de la democracia y contra la violencia, junto con su censura al asesinato del empresario Ángel Berazadi —defensor del euskera— hicieron que los comandos especiales de la banda terrorista acabasen con su vida y, de hecho, tiempo después se hizo incluso una “justificación política del crimen”.