Reyes Martínez Torrijos 

La pandemia muestra las fragilidades de las democracias en América Latina. En Brasil, quienes forman parte de los estamentos populares y los descendientes de africanos e indígenas tal vez nunca hayan experimentado una democracia plena de derechos, dice la reconocida escritora e intelectual brasileña Conceição Evaristo.

La editorial mexicana Elefanta publicará en el segundo trimestre de 2021 el libro Becos da memória, de la narradora y activista, quien se ha colocado como una de las figuras intelectuales más visibles, junto a creadores como Chico Buarque, contra el gobierno del derechista Jair Bolsonaro.

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Mi lucha como mujer negra, mi feminismo negro, es mucho más cercano al de una indígena que al defendido por las mujeres blancas y ricas, por la historia de dominación y explotación que las mujeres negras sufrieron desde el proceso de la colonización de Brasil y el que sufrieron las indígenas. Los pueblos dominados tienen esta experiencia histórica en común, mencionó Evaristo (Belo Horizonte, 1946) en entrevista con La Jornada.

Sobre la epidemia, sostiene: aunque se diga que el Covid-19 es una enfermedad democrática que puede darle a un político de alto nivel o a una persona pobre, el tipo de acceso que tiene la persona pobre al sistema de salud la vuelve mucho más vulnerable. Esta pandemia llega confirmando las fragilidades incluso de los regímenes llamados democráticos.

Sobre la próxima versión de Becos da memória, Evaristo se reconoce alegre por “poder publicarla en español en México. Tengo la impresión de que tendrá un público lector porque la realidad ficcionalizada en la novela encontrará enclaves que se identificarán con esa historia de dominación y colonización.

Mucha de la búsqueda que hay en ese libro está basada en la memoria, contemporánea y del pasado; trae la historia de la esclavitud que también es de la dominación indígena. Creo que es una memoria que no ha sido purgada y la sociedad latinoamericana todavía necesita purgar. Necesita ser nombrada para que podamos entender cómo nuestro pasado todavía se hace presente en nuestra sociedad.

En el sistema político de Brasil, señala Evaristo, “estamos en un momento incierto para la democracia. Conocí la dictadura, tengo 73 años, que ocurrió justamente durante mi juventud. Sé lo que es. Quien pasó por esa experiencia histórica es capaz de hacer comparaciones.

“Los pueblos descendientes de africanos siempre enfrentamos dificultades. ¿Hasta qué punto vivimos una libertad plena? ¿Hasta qué punto la democracia brasileña permitió que las personas pobres, negras e indígenas gozaran del derecho pleno de ciudadano? Si tú en una democracia no disfrutas los derechos a la educación, a la salud, a un lugar donde vivir, a los bienes culturales, se trata de una democracia –lo escuché en una plática de Angela Davis– de la burguesía.”

Evaristo refirió que los gobiernos de Lula da Silva y de Dilma Rousseff fueron sensibles a esas demandas populares. Entonces tuvimos tiempos de mucha esperanza y de algunas conquistas, pero quien viene de las camadas populares, es descendiente de africanos y de indígenas, tal vez nunca hayan experimentado una democracia plena de derechos en la sociedad brasileña.

Aunque diferencia las luchas de la población afrodescendiente e indígena, la gran mayoría afrobrasileña es urbana y la población indígena está luchando por la preservación de sus tierras en el interior del país. Sin embargo, lo que une a estas luchas es que ambos pueblos son subalternizados por el poder, son minorizados en cuanto sujetos.

Escrivivencia

La narradora dio una charla virtual en la octava Feria del Libro Independiente en México hace unos días, donde abordó su proyecto creativo Escrivivencia.

Ese concepto, explica a este diario, “tiene como fundamento marcar la relación con la negritud, con la historia de los negros y, principalmente, con la historia de las mujeres negras en la sociedad brasileña desde el proceso de esclavización.

“Pienso en la autoría de mujeres negras que pretenden borrar una imagen muy marcada en las mujeres negras durante el proceso de la esclavización: la mamá negra. Ellas tenían la obligación como esclavas de contar historias a los niños de la casa grande para arrullarlos.”

Agrega: Veo a esas mujeres con el cuerpo inscrito en la economía de producción, porque producían en la casa; en la economía del placer, porque si el señor quería tomarlas lo hacía, y en la economía de la educación, porque cuidaban a aquellos niños. Su habla también estaba esclavizada, porque contar historias era un deber que la esclavitud les imponía.

Y destacó que al contrario, su proyecto intenta borrar esa imagen, como se entiende en la frase “Nuestra escrivivencia no es para arrullar a aquellos de la casa grande, sino para despertarlos de sus sueños injustos”.

Otra de las características de este concepto es que “no se trata de que una escritura que hable de la vida individual de una persona. Es pensar mucho en términos de un sujeto colectivo. Por ejemplo, me gusta mucho El color de la ternura, de la escritora afrobrasileña Geni Guimarães. Cuando ella eleva algunas experiencias como mujer negra en el libro no habla sólo de su vida.

“La Escrivivencia sería esa ficcionalización o esa escritura a partir de la vivencia, no necesariamente particular y, si lo es, tiene resonancia colectiva. Por ejemplo, la escritora cubana Teresa Cárdenas escribe Cartas al cielo. Yo, una brasileña negra, y otras mujeres negras se reconocen en ese libro, porque las experiencias de Cárdenas, una negra cubana, tiene una escrivivencia que se confunde por ejemplo con el texto de Toni Morrison, Ojos azules.”

Conceição Evaristo extiende el alcance de este concepto: “La escrivivencia podría pertenecer a varias formas escritas y no necesariamente debe ser de una escritura literaria. En Brasil, investigadores de geografía, pedagogía, historia y fotografía trabajan con ella”.

Pero también es “una voz y una acción de poblaciones subalternizadas, como las mujeres principalmente pobres, indígenas y negras, así como de las personas homoafectivas, en la medida que también vivimos en una sociedad supermachista. Más que nunca, pensar la escrivivencia es pensar en formas de rebeldía que pasan a través de la escritura y la producción intelectual”.

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