Autor: JUAN CARLOS TALAVERA
Inspirado en la Novena sinfonía de Beethoven, en la crueldad de los campos de concentración y el Holocausto, el bailarín y coreógrafo Raúl Tamez construyó el montaje coreográfico Novena Sinfonía, danza contemporánea, que se presentará en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris el sábado 28 y domingo 29 de noviembre, a las 19:00 y 18:00 horas, respectivamente.
El montaje, que será presentado en el marco del 250 aniversario del natalicio de Beethoven, es un tributo a quienes perdieron la vida por su raza, género, preferencia sexual, religión e ideología política”, explicó Tamez.
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Es un acto poético de justicia para quienes ya no pueden ejercer su voluntad; es el grito de impotencia de los secuestrados, los torturados, los presos políticos, los desaparecidos, los encerrados, los desahuciados, los excluidos, los que mueren de hambre o los que luchan contra la enfermedad crónica física, o mental”, abundó.
La Novena Sinfonía es una obra muy poderosa, reconoció el creador escénico, “porque no sólo se tocó durante la caída del Muro de Berlín, sino que se volvió el himno de la Unión Europea, en la versión de Herbert von Karajan y tiene otros contrapuntos, como el que fue una de las sinfonías predilectas de Adolfo Hitler.
La Novena es una oda a la esperanza, a la alegría, a la catarsis y la exaltación del ser, pero no lo hace desde un lugar unidimensional, sino desde la desesperanza, desde el infortunio y la violencia. Incluso, algunos teóricos nos hablan de que el primero y el segundo movimientos son una suerte de entrada a la puerta del infierno”.
Desde ese lugar violento y complejo de escuchar, Beethoven retrata paisajes tristes, melancólicos y agónicos del ser humano. “Y en ese contexto trato escénicamente una narrativa similar. De hecho, el planteamiento escenográfico tiene guiños al holocausto y nos muestra ante un campo de concentración que retrata a seres animalizados. De hecho, es como una suerte de granja, haciendo referencia a Rebelión en la granja, de George Orwell, donde hay 16 víctimas atrapadas que son violentadas por cuatro verdugos”.
Pero una de las víctimas se escapa y, paradójicamente, el resto de esos cuerpos animalizadas no están de acuerdo con que huya y busque las respuestas a la libertad. Sin embargo, hacia el tercer movimiento de la obra, llegamos a la caída del sistema hegemónico y empoderado que convertirá a los verdugos en víctimas y a las víctimas en verdugos.
El montaje, concluyó, contará con las medidas sanitarias implementadas por el gobierno de la Ciudad de México y presentará en escena a 20 bailarines.
