Javier Duarte de Ochoa pasó del rostro sereno y sonrisa burlona, a la cara de preocupación y síntomas de incredulidad, cuando escuchó de parte de la Fiscalía General del Estado que entre los datos de prueba contra él en el desvío de 220 millones de pesos, se encuentra la declaración de su ex secretario de Finanzas y Planeación, Mauricio Audirac Murillo.
Confiado, en que sería protegido y respaldado por su equipo de ex colaboradores, se dio cuenta que ya no fue así, y que hoy son dos ex funcionarios del primer círculo como Arturo Bermúdez y ahora, Mauricio Audirac, quienes ya han declarado en su contra.
El ex mandatario veracruzano escuchó un par de imputaciones por parte de la Fiscalía General del Estado en uno de los juzgados anexos al reclusorio norte de la Ciudad de México.
Aunque ya sabía que enfrentaría ambas acusaciones, no dejó de mostrarse sorprendido por estos procesos judiciales en su contra, de los cuales sus abogados poco o nada pudieron hacer para librarlo.
Durante el desarrollo de la audiencia, Javier Duarte se mostró tranquilo y tal vez un poco soberbio cuando se le acusó de haber utilizado recursos públicos para evadir a la justicia, en referencia al uso del helicóptero oficial que utilizó para escapar hacia Coatzacoalcos, luego Chiapas y finalmente a Guatemala.
Incluso retaba a la Fiscalía a que le comprobaran diversos hechos, pero enmudeció por completo, cuando le dijeron que contaban con un testimonio de su ex secretario de Finanzas, quien narró como le instruyó sacar “a préstamo” 220 millones de una cuenta de la Comisión de Agua del Estado de Veracruz para después devolverlo, pues era una práctica común, aunque nunca se devolvieron los fondos.