Los recientes datos del CONEVAL (Consejo Nacional para la Evaluación de la Política de Desarrollo Social) no resultan alentadores para los estrategas morenistas que proyectan ganar la gubernatura veracruzana en la elección de 2024. Como va sucediendo desde hace varios sexenios en México, la política social aplicada en el estado no ha logrado disminuir la pobreza, situación que ubica a esta entidad en los últimos lugares del país, sólo por arriba de Chiapas, Oaxaca y Guerrero.

El 26 de julio pasado, el periódico El Economista informó que la pobreza laboral sigue aumentando en Veracruz, en un comparativo presentado entre 2020 y 2022, señalando que se incrementó de 49.6 a 51.9%. La pobreza laboral es un indicador que refiere que los ingresos de una familia no son suficientes para adquirir la canasta alimentaria que necesitan todos sus integrantes. Esto quiere decir que, al primer trimestre de 2022, puede afirmarse que 5 de cada 10 veracruzanos no cuentan con los mínimos necesarios para desarrollarse adecuadamente en lo referente a los satisfactores que integran la canasta alimentaria.

En ese indicador el promedio nacional es del 38.8%, señalándose que los estados mejor ubicados son los de Baja California Sur, Baja California, Nuevo León, Colima, Jalisco y Chihuahua con porcentajes que van del 17.2 al 26.0% entre ellos.

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Por otro lado, en el tema de la informalidad, este problema también es crítico, ya que el indicador veracruzano se encuentra en el 62.7%, si bien es cierto que estaba en 63.7% el año anterior. En realidad, es sumamente urgente reducir el número de trabajadores informales para que estos pasen al sector formal de la economía.

Y es que la pobreza del estado es un lastre de varias décadas que ningún gobierno ha podido modificar, como fue el caso de la larga etapa priista y de las subsecuentes panista y ahora morenista. Y debe resaltarse que los padrones de beneficiarios de programas federales han sido voluminosos y cuantiosos en esta entidad federativa, con todo y sus esperanzadores nombres: Solidaridad, Progresa, Oportunidades o la actual Pensión para el Bienestar. Mucho menos los programas estatales Adelante, Veracruz Contigo o los disminuidos programas sociales del gobierno cuitlahuista, todos los mencionados, sin mérito alguno.

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Por estas circunstancias, las últimas elecciones federales y estatales están resultando ser las más costosas para los veracruzanos. Porque todo mundo sabe o intuye que las carretadas de dinero que circulan, abierta o encubiertamente, en las épocas de comicios, finalmente salen del propio presupuesto estatal, conformado con recursos provenientes de impuestos de la población y de diversos ingresos fiscales nacionales.

Desde hace cuando menos tres décadas, los presupuestos de programas federales como Oportunidades y el actual de Pensión para Adultos Mayores, con todo y sus extensos padrones y multimillonarios presupuestos anuales, no han podido asegurar triunfos a Palacio nacional. En las presidenciales, Zedillo perdió con Fox; Calderón perdió con Peña Nieto; y Peña, a su vez, fue derrotado por AMLO.

Falta ver si el discurso populista y las altas erogaciones del gobierno de López Obrador, logran mantener al gobierno morenista en Veracruz. La inquietante pobreza laboral y la alta informalidad del empleo en el estado jarocho no auguran buenos resultados electorales al candidato o candidata oficialista. Como en otras ocasiones, podría surgir en la sociedad un voto de castigo en los comicios de 2024.

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