El municipio de Veracruz es la joya de la corona en el Golfo de México. Aunque cueste trabajo entenderlo, se afirma que el puerto y su zona metropolitana producen en conjunto cuatro de cada diez pesos que se generan en el estado cada segundo. La bonanza de los municipios de Veracruz, Boca del Río, Medellín y Alvarado—por no citar a los otros cercanos—constituye un apetecible filón para todos los grupos políticos y económicos de la región.
La lucha de cada seis años por la gubernatura pasa por muchas circunstancias en torno a la presidencia municipal de Veracruz. Basta con imaginar que allí se tiene el presupuesto más elevado de todos los ayuntamientos de la entidad. Allí también se reciben cuantiosos recursos por instalaciones industriales, turismo y pesca. Grandes desarrollos inmobiliarios se aprueban en ese lugar. Y todo eso sin contar los impuestos, ingresos, servicios y negocios relacionados que produce la API-Veracruz.
De esa circunstancia económica proviene el marcado interés por hacerse de la presidencia municipal de Veracruz. Y la familia Yunes Márquez siente que tiene escriturado el edificio del ayuntamiento. Y la familia Rementería, que ya lo ha ocupado, ahora lo quiere para el joven Bingen, hijo del senador Julen. Desde luego, Morena y Andrés Manuel también lo quieren, y consideran que ha llegado su momento de poseerlo. Dos o tres prospectos de esos colores morenistas ya están enlistados para ese propósito.
Y qué es lo que quiere la aristocrática sociedad porteña, la clase media y los sectores populares de las colonias periféricas. Ello se sabrá la noche del 6 de junio próximo, dentro de siete meses.
Por lo pronto, Fernando Yunes Márquez prepara la estafeta para entregarla fraternalmente a su hermano Miguel Ángel. Si lo consiguen, la familia del estero podría pelear la gubernatura por tercera ocasión, esperando repetir el éxito de la primera vez. Ya se pelearían los hermanos para ganar la candidatura. El efecto plusmarquista domina este escenario soñado desde la década de los setentas.
En el caso de Julen Rementería, copiando a su socio o exsocio del estero de Boca del Río, cree que la llegada de Bingen al ayuntamiento, le permitiría continuar en su búsqueda por la gubernatura.
Los morenistas, por su parte, ansían un pleito monumental entre las cabezas Yunes-Rementería para terminar de demoler lo que queda del PAN, ahora dividido. Aspiran a que, por primera vez, las élites jarochas se hagan a un lado, y que entren al zócalo las huestes guindas a asegurar el triunfo de Nahle en el año 2024.
Pero el coco a vencer no es otro que Yunes Linares. La gente del puerto lo sabe. Por todos los medios él quiere afianzar su línea sucesoria familiar con Miguel, el primogénito. Y el obstáculo mayor puede ser la propia naturaleza de este.
El 9 de febrero de 2018 en el editorial YUNES MÁRQUEZ SE VA DE BOCA, Palabras Claras dibujó algunas condiciones en torno al candidato de esa familia que en ese momento buscaba la gubernatura veracruzana. Esa ocasión se dijo lo siguiente:
“Independientemente de su facilidad de palabra tronante, hasta donde se conoce, Miguel junior ha hecho dos buenas gestiones como alcalde y otra regular como diputado. En lo político ha ejercido un control hegemónico en Boca del Río y hasta ahora, ninguna persona visible lo acusa de cuestiones de corrupción o irregularidades. Todo en orden. Y el hecho de que pretenda ser sucesor del gobernador, alguien que es su hijo, se ve únicamente como todos aquellos ejemplos de nepotismo presentes en éste y en otros países. Nada nuevo, aunque nada bueno”.
“Pero guardando las esclarecedoras comparaciones, sería oportuno que…alguien tuviera el valor de alertar al candidato. Porque la gente percibe que Miguel Ángel Yunes Márquez suele irse de boca. No sea que dicha inclinación lo haga caer de bruces para no levantarse”.
Las tres formaciones que en este momento buscan Veracruz, sienten que llevan ventajas. Lo cierto es que el pez por la boca muere y que las tres pueden irse de boca. Y coincidentemente en los tres casos, la figura paterna lleva la dirección del proyecto: Yunes Linares, Julen Rementería y el presidente López Obrador, el mesías y creador de figuras y figurines morenistas, que siente que lleva todas las de ganar.
Táctica y estrategia en busca del tesoro del golfo. Ambiciones familiares y luchas paternales en el horizonte veracruzano. Tres equipos que necesitan llegar a buen puerto para alcanzar la gubernatura.