A un año de la elección intermedia de 2021 y a cuatro de los comicios para elegir al sucesor de Cuitláhuac García, los ánimos políticos se manifiestan con inusitado entusiasmo en todo el estado. Grandes, medianos y pequeños personajes sienten que están en el mejor momento para cumplir con sus sueños de ser gobernador, diputado o alcalde. Y todos ellos perciben que la debilidad que muestran los gobernantes actuales, brinda extraordinarias posibilidades para alcanzar los objetivos.
Es tanta la euforia, la rumorología y el movimiento en torno a esos “proyectos” para destacar en la política—porque, ahora sí, “llegó la hora”—, que por todos lados reaparece aquella conocida idea de que en Veracruz todos son políticos o tienen un poco o un mucho de músico, poeta y loco.
El primero que se aventó al ruedo, después de que lo desalojaron del paraíso morenista, fue Ricardo Ahued, el plástico y elástico empresario político que tiene un poderoso grupo de Facebook xalapeño que le ve tamaños para gobernador.
Otro que la busca con desesperación es Julen Rementería. El problema que tiene, es que su plataforma de lanzamiento es el resbaladizo bulevar Xalapa-Coatepec con sus decenas de accidentes mortales debido a que el ingeniero simuló haberlo construido con los estándares mínimos de calidad. El peligroso pavimento que colocó cuando fue secretario con Yunes, se le manifiesta de la peor manera cada día que llueve en la zona. La hemeroteca sobre el tema, podría ayudar a demostrar que este señor con una gran Mancha en su historial burocrático, no tiene ninguna posibilidad para llegar a gobernar esta entidad.
Otra figura interesada en la gubernatura es Rocío Nahle, la secretaria de energía que ha ido en picada mes tras mes en su aspiración. La señalan por pifias en PEMEX, en CFE y ahora por corrupción en la refinería de Dos Bocas, con supuestos contratos multimillonarios a amigos y compadres coatzacoalqueños. De continuar así, la participación de la señora sería una garantía de triunfo, pero para los candidatos opositores.
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Tampoco el apellido Yunes tiene posibilidades de volver a gobernar a Veracruz. Sea la versión del estero de Boca del Río, sea la de la alianza generacional, o la de Perote, son divisiones políticas condenadas al fracaso. El apellido ya tuvo sus fiestas azules y tricolores. Toca a otros bailar.
Otros personajes que pudieran crecer y creer en la posibilidad de gobernar a Veracruz, podrían ser el secretario Zenyazen Escobar o Manuel Huerta Ladrón de Guevara. En el caso del secretario de educación cuitlahuista, deben considerarse dos cosas: primera, su creador y promotor sigue en picada, sin visos de cambio positivo. Por otro lado, sus adversarios morenistas y de los otros bandos, le comienzan a encontrar sus defectos, manías y debilidades.
Respecto a Manuel Huerta, cabe reflexionar el hecho de que el delegado del bienestar, aunque también la quiere, solo se moverá en esa dirección, si cuenta con la indicación expresa de AMLO para participar en la contienda. Por lo pronto, continúa cerca del mandatario nacional—trabajando, Manuel—y no necesita palmaditas o palabras de aliento de su jefe.
Ya se verá qué dice Dante Delgado y a quién apoya en esta ocasión. Y podría surgir algún otro interesado con recursos económicos suficientes para participar sin hacer el ridículo. Por el momento no se divisan en el panorama a otros actores de envergadura para esta clase de aventuras.
Y dentro de los Nombres y Prospectos con intereses políticos, habrá que seguirle la huella a Juan Manuel Diez en Orizaba, Mauricio Callejas en Acatlán, Ezequiel Castañeda en Tuxpan, Xóchitl Molina en Acayucan, Claudia Tadeo en Minatitlán, Ángel Báez en Úrsulo Galván y Manuel Cabañas en Coatzacoalcos.