Desde el sexenio de Miguel Alemán la subsecretaría de Finanzas y Administración de la SEFIPLAN se ha constituido en una poderosa instancia que, en aras de las finanzas sanas, la eficiente administración y la austeridad “republicana” del gobierno del estado, ha podido situarse en un lugar preponderante en el ánimo del mandatario estatal. En ese puesto estratégico se nombra a la persona que pueda entender al jefe del palacio con una simple mirada o una sola palabra. De él depende la caja de la tesorería estatal. De ese tamaño es la influencia y el riesgo del cargo.

En Veracruz se recuerda mucho a Sergio Maya Alemán, influyente subsecretario de finanzas de ese régimen, y quien le hablaba al oído al ejecutivo estatal (porque era su sobrino, “pero en quinto grado”) y que además tenía el poder de decidir reformas a las leyes, siempre y cuando estas “contribuyeran a mejorar las finanzas o a impulsar la austeridad” del discurso político de Alemán. En esos seis años Maya tuvo la fuerza para concretar las reformas que quiso, entre ellas las de la ley orgánica del poder ejecutivo y el importantísimo código financiero. 

En el gobierno de Fidel Herrera, Javier Duarte fue el hombre fuerte y engañoso de las finanzas públicas. Dispuso y controló todas las áreas administrativas del poder ejecutivo -y de organismos autónomos- las que pagaban hasta sus tarjetas de crédito y la de su abundante familia. Como hijo putativo de la familia Herrera Borunda comenzó a llenar los costales para la campaña a diputado federal por el distrito de Córdoba y posterior ascenso a la candidatura como gobernador del estado. Desde la plataforma de la subsecretaría de finanzas, Duarte de Ochoa avanzó a la primera magistratura de Veracruz y pudo componer las cosas para apropiarse de los recursos públicos.

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Estas historias vienen a cuento en estos tiempos en que hay cientos de laudos laborales que no se han pagado a los indefensos empleados despedidos, de otros tantos cientos de primas de seguros que no se han liquidado a familiares de maestros fallecidos, deudas que suman, a decir del secretario Lima, 4 mil millones de pesos. 

Tiempos también en que la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha dado palo a la torpe reforma a normas electorales de Veracruz, realizada con supuestos fines de austeridad y mejor manejo de las finanzas, a decir de algunos acomedidos y de funcionarios de SEFIPLAN que aplaudieron a los diputados que aprobaron esos intentos de reforma en el congreso, previo manejo político y revisión de Eric Cisneros el secretario de gobierno. De esta intentona se recuerda el montón de actas de cabildo que no aparecían mientras un alto jefe de la Legislatura enfermaba de coronavirus  

Pero los cuentos que corren en estos días, tienen que ver con la idea de escurrir el bulto, y de esconder la mano que dio la pedrada, respecto a la génesis y aprobación de esa fallida reforma. Por ahí alguien trata de lavarle la cara a Erick Cisneros, ignorando todo lo que dice la ley sobre las descuidadas atribuciones legales del secretario de gobierno. Otro más, el diputado aquel que le hace al tonto inútil, insistiendo en la “austeridad” que ya no se logró. Alguien más, transmite y viraliza el posible “contagio” de la Covid del subsecretario de finanzas Eleazar Guerrero, que ojalá, y para su bien, solo sea una simple treta distractora en momento clave.

Del flamante presidente de la junta de coordinación política, Juan J. Gómez Cazarín, ahora dice estar dispuesto a “pagar con su dinero” las “injusticias” que han cometido los ministros de la Suprema Corte contra Veracruz por la malograda reforma electoral. Pero sí este diputado de cuarta se ha transformado en un hombre generoso, ojalá que no solo pague los yerros legales en que metió al gobierno de Veracruz, sino que devuelva el dinero que ha recibido como diputado maleta, y de paso haga acto de contrición sobre algunos negocios inmobiliarios y refrescantes, en los cuales está mostrando la buena manicura. Lo que sí se difunde con profusión, es la renta de inmuebles del IPE a algunos órganos autónomos.

Por la cercanía con el gobernador, Eleazar Guerrero es tan influyente como lo fueron los subsecretarios, Maya y Duarte. La historia nos dirá en el futuro todas aquellas cosas buenas y malas que hoy se ocultan del primisimo, sobre todo, aquello relacionado con contrataciones y adquisiciones públicas y privadas. 

De momento, demasiados cuentos en días en que algunos deben rendir cuentas que no salen. Y que no se preocupe el subsecretario Guerrero, cuando se recupere, podrá hacer y presentar los balances de las austeridades, de los cañonazos legislativos y de las armas que se cambian por dinero, entre otros pendientes que aguardan los veracruzanos.

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