En las guardias de honor que cada septiembre ofrece el gobierno del estado a los héroes de la Independencia de México, los altos funcionarios veracruzanos suelen ser requeridos por los periodistas para que den a conocer aspectos relacionados con la función que desempeñan. A veces los servidores públicos muestran que sí sirven; otras ocasiones simplemente aprovechan para hablar y salir del paso, aunque no se muestre congruencia alguna entre los dichos y los resultados.

Esto último le sucedió en días pasados a la jefa de la oficina del programa de gobierno, quien a tono con el estilo de la 4T y del equipo en el que juega, dibujó con sus palabras un estado que recuerda mucho la distopía narrada en Un mundo feliz, la novela publicada en 1932 por Aldous Huxley, el escritor inglés que alguna vez alertó que “Una mentira con interés, puede ser destapada por una verdad aburrida”. 

Esa mañana en que le correspondió la guardia ante el monumento a Miguel Hidalgo, la joven Waltraud Martínez parece que adelantó el contenido del tercer informe de gobierno de Cuitláhuac García -cuya elaboración ella coordina y supervisa-. Destacó que hay avances en el saneamiento de las finanzas públicas, que en tres años disminuyó la pobreza en zonas marginadas, recalcando orgullosa que se ha reducido la inseguridad en Veracruz porque “está siendo funcional el modelo elegido para la atención de la seguridad”.

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Pero esas aseveraciones -cuentas y cuentos alegres sobre los delitos y crímenes- las repiten semana tras semana el gobernador del estado, el secretario de seguridad pública y la responsable de la fiscalía. El problema de todos ellos es que el propio INEGI en sus informaciones, acaba de ubicar a Veracruz entre los últimos diez estados en esa materia: el 82% de la población considera peligroso vivir en Veracruz. Por tanto, el mundo feliz en el que trabaja Waltraud, se queda en simples y huecas palabras que ojalá no estén en el informe de gobierno, porque eso sería cinismo, irresponsabilidad y descaro puro. La verdad que ya aburre la calculada mentira que manejan machaconamente y en esquema 24-7 los cuitlahuistas.

A este mundo feliz y de distractores constantes corresponden las expresiones en tono triunfalista de que ya repartieron un millón 400 mil insumos en 34 municipios para atender los daños del huracán Grace, que dio a conocer Cuitláhuac ante el presidente. Varios medios de comunicación del país informaron ayer las quejas y acusaciones ocurridas en los actos que presidió AMLO el pasado fin de semana, reclamando la gente damnificada los apoyos ofrecidos o pendientes. 

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Y para todos aquellos que informan y repiten que ya casi no hay Covid-19 en Veracruz, y en el apartado de las cifras oficiales, que no reales, solamente debemos señalar que al 30 de agosto pasado había 10,346 defunciones y que al día de ayer esa terrible contabilidad ascendió a 13,641, de las que el municipio de Veracruz ha sufrido 2,203 muertes y Xalapa 1,128. Más de tres mil decesos por coronavirus en un poco más de un mes.

Y si se toca el tema de la deuda pública estatal, ayer un periódico local informaba la cifra de 51,194 millones de pesos que se deben a los bancos nacionales. Falta que alguien le diga a los veracruzanos cuántas y cuáles son las obras públicas relevantes que ha inaugurado el ingeniero García Jiménez en el Veracruz de carne y hueso durante sus tres años de simulación, y de honestidad contada por López Obrador.

Waltraud adelantó en septiembre la ficción que traerá el informe de gobierno. Y a ese pastel de datos inciertos le seguirá como cereza agridulce el magistral discurso de Cuitláhuac el 15 de noviembre, con autoaplauso incluido y muchas sorpresas más, como en los circos.

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