El gobierno federal acaba de anunciar a los ganadores de la licitación para construir el tramo más largo del ya famoso Tren Maya. Con una inversión superior a los quince mil quinientos millones de pesos, un consorcio de cinco empresas comandadas por la portuguesa Mota Engil y una firma de origen chino, se encargará de construir la vía y demás instalaciones entre las ciudades de Palenque y Escárcega. 

El Tren Maya es uno de los proyectos prioritarios del gobierno de López Obrador, junto al aeropuerto de Santa Lucía y la refinería de Dos Bocas. El ejecutivo federal ha asegurado los recursos presupuestales para que fluyan sin obstáculos de ninguna clase, aunque existan otras necesidades apremiantes, como es el caso de la salud de los mexicanos en tiempos de la actual pandemia del coronavirus. 

En estos días la Cámara de Diputados, con mayoría morenista, dará todas las facultades legales al presidente de la república para que pueda disponer de los fondos públicos, no importando que estos pudieran estar etiquetados para otros fines, situación a la que abiertamente se oponen legisladores del PAN y otras fuerzas políticas.

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Lo que seguramente no le han informado al mandatario nacional, es que Mota Engil es una empresa que ha fallado en varias obras, algunas de ellas contratadas por el gobierno de Peña Nieto, como es el caso de la autopista que va de Laguna Verde a Gutiérrez Zamora, y para la cual, a través del FONADIN (Fondo Nacional de Infraestructura) se aportaron 827 millones de pesos en el año 2015. 

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Con una extensión de 129 kilómetros, la empresa portuguesa, concesionaria de esa autopista por treinta años, solo entregó en 2018 el primer tramo de 48 kilómetros entre San Rafael y Gutiérrez Zamora, estando pendiente el tramo mayor entre San Rafael y Laguna Verde.  

Cabe señalar que la parte inconclusa ha tenido problema de negociaciones con propietarios de la tierra, y la parte terminada y en operación, ha sido cuestionada por daños ambientales, defectos constructivos y por insuficiencia de obras de drenaje pluvial, entre otras carencias.

En la página web de FONADIN, con corte a este 20 abril, se reporta un avance físico del 87.13%. Sin embargo, al revisar avances reales en campo, se percibe el retraso de la obra, en cuyo inicio se prometió que entraría en operación en agosto de 2017.

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Llama la atención que el retraso en la autopista a Laguna Verde, conocido por los funcionarios de la SCT y de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, no hubiera sido causa de descalificación en el concurso público internacional para el Tren Maya.

En Palacio algunas cosas van despacio, como los asuntos de la salud y la seguridad, pero otras, como la construcción de esta obra cumbre de la 4T, se mueve por extraños y ágiles caminos, lejanos de la transparencia que se proclama y con los “moditos” que tanto fascinaban al priismo y al panismo, y de los que no se puede evadir el régimen obradorista. Lo confirma el contrato del Tren Maya a la portuguesa Mota Engil, una empresa comprobadamente incumplida e irresponsable, como consta a los veracruzanos.

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