Nadie puede negar que este año ha sido fatal para Dante Delgado Rannauro y su anaranjado partido Movimiento Ciudadano (MC). 

Y de manera urgente el dirigente emecista deberá revisar las siguientes circunstancias: de manera insistente, amplios sectores políticos lo califican como taimado esquirol de AMLO; se le descompuso la relación armoniosa con Enrique Alfaro, el poderoso gobernador de Jalisco; no ha cuajado su idea de lograr que Marcelo Ebrard se convierta en su candidato  a la presidencia; y por si no fuera suficiente, la semana pasada, por grotescos errores juveniles, su precandidato Samuel García se le cayó al bote de la basura de la lucha presidencial.

Y esas circunstancias las tendrá que revisar, en cualquiera de los dos supuestos: como secreto colaborador de López Obrador (si es que así funciona), y también como operador de su partido, el que quiere seguir moviendo como su particular tablero de ajedrez.

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Para desgracia de Dante, la nota más reciente y escandalosa la está dando el joven gobernador regio que está sucumbiendo ante su propia ingenuidad y soberbia, y quien tras una romántica cita en palacio nacional, olvidó sus oportunistas promesas de campaña cuando buscaba gobernar al estado de Nuevo León con las redes sociales. Basta con revisar sus escasos logros y sus declaraciones contra el célebre y “Bronco” exgobernante neoleonés. El “Nuevo” ahora resultó de la misma calaña que el anterior.

Los bonos de Dante comenzarán a caer a mayor velocidad si no hace algo para corregir las malas decisiones, las propias y las de sus generales. 

Y donde tendrá que hacer algo para relanzar a su partido podría ser en Veracruz, estado donde, precisamente López Obrador lo va a necesitar para impulsar a Rocío Nahle, ya que Pepe Yunes pretende hacer la mejor campaña de su vida, y para fortuna de este, el mal gobierno de Cuitláhuac, le ayuda a impulsarse hacia la victoria electoral.

En el horizonte nacional, y ante el fracaso con Samuel, es probable que AMLO descongele a Ebrard, o que este se subleve por sí mismo y se vaya con Dante a hacer nueva carrera. En el horizonte estatal, ante la necesidad de obstruir al peroteño, el mismo Dante Delgado tendría que convertirse en candidato a la gubernatura, porque no tiene a nadie con presencia estatal. 

Debe recordarse que para salvar sus ambiciones políticas, el alvaradeño se ha autoproclamado como posible candidato a la presidencia, si es que no logra conseguir a otro con tamaños para ese reto.  

En el caso de la gubernatura veracruzana, Delgado Rannauro no tendría impedimento legal para convertirse en candidato con posibilidades de obtener una votación alta, cuando menos para quitarle sufragios a Pepe y para impulsar a sus candidatos a la senaduría y a las diputaciones federales.

El día de hoy se reúne su partido (dicen que de 400 jefazos), y él ya había anunciado que el martes 5 de diciembre se definía al candidato presidencial de su partido. 

A Dante Delgado este año se le enredaron las ligas, las políticas y las elásticas. Seguramente más pronto que tarde conoceremos sus estrategias y programas para los meses que vienen.

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