Escaso, por no decir nulo, es el interés mostrado por las autoridades federales, estatales y municipales en los asuntos ambientales de Veracruz. Pero el problema debe analizarse de arriba abajo. El que tiene que aplicar la Ley y poner el ejemplo es el presidente de la república, como representante del gobierno central, de donde dependen muchas de las decisiones sobre la materia. Y en relación a esta problemática hay varios ejemplos en estos momentos.

El caso más antiguo es el de la lucha social por la cancelación de la minería tóxica en los municipios de Alto Lucero y Actopan, donde el sociólogo Guillermo Rodríguez Curiel y varias organizaciones ecologistas llevan varios años insistiendo en la cancelación de las concesiones mineras bajo el lema creado por La Alianza Veracruzana de Iniciativas y Defensa Ambiental (LAVIDA): “Sí a la vida; no a la mina”

Después de muchas vueltas a las instancias oficiales, de entrevistas, de marchas multitudinarias, manifestaciones e inconformidades de todos los actores estatales organizados en ese propósito, se ha informado que la empresa de capital canadiense y mexicano, continúa en sus exploraciones y trabajos degradando y afectando los recursos naturales en el Cerro de La Paila. 

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El segundo caso en orden cronológico en este sexenio, lo constituye la alerta y acusación de diversos investigadores y dirigentes del campo, en el sentido de que el programa federal Sembrando Vida está provocando la deforestación de importantes superficies de terreno forestal en las comunidades, que los dueños de las parcelas y pequeñas propiedades, deben hacer para inscribirse en ese programa que les otorga un apoyo económico mensual para sembrar árboles frutales y forestales. Estos señalamientos se pretenden enterrar con explicaciones y justificaciones de orden burocrático y político.

El tercer caso es la invasión de los terrenos de Jinicuil Manso en el Bosque de Niebla de Coatepec, que va para tres años sin solución, y donde falta cumplir con el desalojo ordenado en semanas pasadas por el poder judicial, ante los abusos de los infractores que con fines comerciales y de clientelismo partidista pretendían lotificar esos bosques cercanos a la capital del estado, afectando a 500 legítimos propietarios . 

El cuarto caso es el de la Reserva de la Biosfera en San Andrés Tuxtla, en donde ignorando las inconformidades ciudadanas, alguna empresa continúa con los trabajos para extraer y conducir al proyecto del Tren Maya, miles de toneladas de piedra que esa obra necesita día tras día. Los veracruzanos ya aportan su cuota con miles de toneladas (700,000) de piedra triturada obtenida en los cerros de Actopan y que desde hace meses se trasladan periódicamente por barco desde el puerto de Veracruz hasta la península de Yucatán.

El quinto caso, donde se está investigando si existe una Manifestación de Impacto Ambiental autorizada, resulta ser el anunciado proyecto de construcción de una cervecera en 300 hectáreas del municipio de Veracruz, que, de acuerdo con el presidente López Obrador, pronto iniciará la empresa trasnacional Constellation Brands. Se trata de una enorme planta industrial que producirá millones de hectolitros de cerveza (un hectolitro equivale a cien litros). 

Pero hay otros casos preocupantes que dejan muchas dudas y desesperanza, entre ellos, la desaparición de la laguna de La Mancha en Actopan y la sequía que empieza a hacer latente la falta de agua en varios municipios del centro y norte del estado, afectando al consumo humano, a las siembras y a la ganadería. 

Y para dejar constancia del desinterés e irresponsabilidad, luego de tres años de gobierno morenista, la administración cuitlahuista en su cuarto año está anunciando un programa de rellenos sanitarios que se requieren en diversas regiones. Ya se verá si esas obras se licitan o si son por adjudicación directa, y si logran concluirse y estar en operación antes de que concluya el sexenio.

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Hay en Veracruz poca eficiencia en el sector del medio ambiente y los recursos naturales. Pero, por otro lado, hay complacencia y buen ambiente en varias instancias del gabinete que ahora organizan eventos culturales, ferias turísticas y culturales, encuentros, congresos, capacitaciones, cabalgatas, actas de nacimiento para mascotas y todo aquello que ayude a indicar que los “funcionarios” están haciendo algo, aunque sea fiesta y jolgorio.

Esa es la transformación, en versión jarocha, que impulsa López Obrador y su régimen 4T.

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