Finalmente, y aunque Donald Trump dice que irá a tribunales, el conteo de votos da ventaja al demócrata Joe Biden, convirtiéndolo en candidato triunfador de las elecciones presidenciales en Estados Unidos. La conclusión principal de esta semana es que el sistema estadounidense decidió despedir al mandatario republicano que solo ejercerá el poder hasta concluir su gestión el 20 de enero próximo.

Trump se une a los pocos presidentes en los últimos cien años -Hoover, Ford, Carter y Bush- que no consiguieron la reelección que permite la constitución de ese país. Pero también se convierte en el primer mandatario de Estados Unidos que es suspendido por varias televisoras (ABC, CNN, MSNBC, PBS y Univisión), cuando emitía un mensaje que fue valorado como falso. Y solo tendrá un poco más de dos meses de gestión para organizar su salida y tratar de sacar adelante los asuntos que considere prioritarios.

Mientras tanto Biden seleccionará a los integrantes del equipo que lo acompañará en la Casa Blanca y revisará los temas esenciales de su programa de gobierno, apoyado por la vicepresidenta Kamala Harris. Los analistas de ese país consideran que el futuro presidente dará prioridad a los asuntos sociales y ambientales, así como una fuerte promoción de los negocios globales y los numerosos intereses internacionales de los sectores productivos y empresariales, un tanto descuidados por los afanes nacionalistas y opuestos a las energías limpias en que insiste Trump.

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Algo que seguramente analizará Biden es el tipo de relación que su gobierno tendrá con Canadá y México, los países vecinos con los que tiene el estratégico tratado comercial T-MEC, y con los cuales esa nación tiene los mayores lazos comerciales, además de China y la Comunidad Europea.

Se prevé que en México el gobierno tendrá que dar un viraje en su política, ya que el presidente mexicano jugó enteramente sus cartas con Trump, a quien visitó en julio de este año en Washington. Por eso el canciller Marcelo Ebrard tuvo que comenzar a bordar una relación con Biden hace pocos meses, buscando el acercamiento con el demócrata puntero en las encuestas, situación que se señaló en el editorial EBRARD SABOREA LA VOTACIÓN ANTICIPADA EN ESTADOS UNIDOS, publicado el 27 de octubre pasado.

Entre los altos funcionarios mexicanos que pudieran comenzar a sufrir los efectos de estas elecciones, no deben excluirse a Manuel Bartlett y Rocío Nahle, los titulares de la CFE y de la Secretaría de Energía, quienes han desestimado la relación de este gobierno con las empresas extranjeras, casi todas de Estados Unidos.

Otros temas que habrán de tener modificación en su manejo, son los de la lucha antinarcóticos, la migración centroamericana, la seguridad nacional, e incluso la propia reagrupación de los grupos políticos regionales en torno a las elecciones venideras del 6 de junio de 2021 en México.

Con Joe Biden el gobierno de López Obrador podría tener una relación no tan feliz como con Trump, circunstancia que puede perjudicar al mandatario mexicano. Sin embargo, las cosas podrían beneficiar a Marcelo Ebrard, quien se esforzaría para recibir un espaldarazo a sus anhelos sucesorios, si logra tener un mayor acercamiento con el nuevo presidente estadounidense.

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Como sea, el 2020 no ha sido un buen año para los propósitos de continuidad de AMLO y su 4T y, aunque parece imposible, la campaña y elección presidencial en Estados Unidos debería servir a los gobernantes de Morena para aprender que: las medias verdades son mentiras completas.

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