Las cifras del desfalco a Veracruz se incrementaron la semana pasada, cuando la Auditoría Superior de la Federación sumó otra cantidad del ejercicio 2016, que tampoco fue comprobada por la administración anterior. Se trata de 3,192 millones de pesos, que esa instancia fiscalizadora exige devolver a la federación, al no haber sido acreditado su uso correcto por el gobierno del estado. Esto significa que los faltantes provocados por Duarte y su equipo, se acercan a los 40 mil millones de pesos.

Hasta ahora, pocos han sido los resultados de lo que verdaderamente quiere la gente, que es el reintegro de los recursos robados al erario. La sociedad veracruzana sólo ha visto una cosa: Javier Duarte ya está preso en el Reclusorio Norte enfrentando su proceso legal.

Pero ninguna institución o autoridad estatal o federal, ha establecido la cuantía exacta de lo perdido, ni ha dicho cómo se va a recuperar lo que se llevaron. Unos cuantos de los que fueron colaboradores de primer nivel del exgobernador, se encuentran presos en el reclusorio de Pacho Viejo. Algunos bienes, les fueron confiscados por el gobernador Yunes Linares, con sus propios métodos.

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Los procesos judiciales siguen su marcha y día a día han crecido las especulaciones en el sentido de que la principal autora y beneficiaria de ese desbarajuste administrativo y financiero, fue la esposa de Javier Duarte, quien, desde su detención en Guatemala, aparentemente vive una linda vacación en Londres.

De ella, sólo se sabe que pidió el divorcio. La conversación de café y algunos analistas políticos señalan que la distinguida señora está siendo protegida desde las altas esferas del gobierno federal, y recientemente, se ha dicho que también desde el mismo gobierno estatal. Ese rumor existe y crece, porque cuando las autoridades centrales o locales han salido a explicar su situación, han dejado más dudas que certezas en torno a un seguimiento legal de su persona. En resumidas cuentas, lo que la vox populi dice, parece tener una gran dosis de verdad.

Y en ese escape legal y mediático que ha logrado Karime Macías de Duarte, mucho tiene que ver el cúmulo de distractores que aparecen frecuentemente en el panorama veracruzano. Ahora parece ser que el mismo exgobernante preso la apoya, pavimentándole el camino del olvido social y el perdón.

Desde hace algunos días Javier está escribiendo su propia novela exculpatoria, cuyo objetivo inmediato es el de desviar la atención sobre Karime y distraer el estado real de su caso.

Los valores morales que nunca mostró a la población veracruzana le llegaron en el Reclusorio Norte. Solidaridad y lealtad son términos esgrimidos en el discurso vacío de sus dos cartas a la prensa. Valores que recalca, pero en recuerdo de sus excolaboradores “injustamente perseguidos” por Yunes Linares.

Mientras tanto, su cónyuge Karime Macías disfruta de la buena vida y de las tranquilas tardes de té londinense con su familia.

Por nuestros rumbos, Javier Duarte nunca ha entendido el lugar que le corresponde en la jerarquía social, es decir, no tiene dignidad.

En Veracruz estaremos pendientes del rollo epistolar del preso que no se arrepiente de nada y que insiste en que la verdad lo hará libre.

 

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