Todo mundo sabe que los veracruzanos suelen hablar claro cuando el tema está relacionado con la política y sus actores. Y de la claridad jarocha no se salva nadie en los tres poderes del Estado. El poder legislativo ha recibido zarandeos y obuses desde todos lados, ya sean grupos progresistas, partidos políticos y asociaciones diversas, productores y grupos empresariales y hasta de los mismos representantes de la poderosa iglesia católica.

Entre los temas de este año resaltan los siguientes: las modificaciones a la Constitución y a la legislación electoral, el delicado asunto del aborto y el de la legitimación de las diferentes formas de familia del siglo XXI. Y entre los asuntos que llamaron la atención recientemente, pueden mencionarse el publicitado contagio de coronavirus que tuvo el diputado Juan Javier Gómez Cazarín cuando los partidos le requerían aquellas famosas actas de cabildo que aprobaron la modificación constitucional. 

Otro caso más cercano que despertó la modorra informativa fue el de la difusión de contratos y pagos considerables a medios de comunicación sin penetración y de reciente creación. Otro más fue el del señalamiento de nepotismo entre algunos diputados locales, entre ellos el propio Juan Javier.

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Pero también en el tema de las auditorías el congreso queda a deber. El Informe de Resultados de la Cuenta Pública 2018 que dio a conocer la Auditoría Superior de la Federación (ASF), señaló en este febrero incumplimientos y posibles actos irregulares de las entidades federativas y de los congresos estatales. Nueve congresos no cumplieron con el balance presupuestal sostenible, siete congresos reportaron como no sostenible el balance presupuestario de recursos disponibles, y lo más delicado, que ocho congresos, incluido Veracruz, no estaban alineados al Sistema de Contabilidad Gubernamental, es decir que no cumplían con la Ley General de Contabilidad ni con las disposiciones del Consejo Nacional de Contabilidad (CONAC), fallas que pueden ser causa para no recibir recursos presupuestales.

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Respecto a los cuestionados medios de comunicación contratados, el miércoles pasado Palabras Claras dio a conocer la noticia del pago de un millón790 mil pesos en este año y otras cifras más en 2019, en favor de portales que nadie conoce (Perfil Veracruz, Nación Política, 24 Veracruz, Tsunami Veracruzano y CX Noticias), salvo el responsable de comunicación social Aldo Valerio, quien demuestra ser un astuto negociante del presupuesto, coludido con varias personas, olvidando sus viejos tiempos de botarga del Dr. Simi, en Alvarado, su tierra natal, para ganarse la vida de mejor modo.

Respecto al nepotismo acusado a los diputados, bueno sería que, en un inédito acto de contrición, estos se alejaran del cinismo y la conveniencia que ha dejado olor a cañerías en el edificio. Que estos recordaran los discursos de AMLO contra la corrupción, llamando a la honestidad para poder transformar a México.

Por lo anterior, puede decirse que en esa institución existen cuando menos tres pendientes que deben sacarse de una buena vez. Primero, verificar en la instancia administrativa, el debido cumplimiento del requisito de armonización contable exigido por la ASF. Segundo, que el secretario general perfeccione los mecanismos de transparencia y de operación: podría explicar, por ejemplo, la razón por la que ahí abunda el apellido Landa, tanto en documentos sobre publicidad, como en informes de auditoría ordenada por él, y en el trillado caso de los contratos por cientos de miles a portales patito.

El tercer pendiente podría ser el de revisar en la empresa Alexa.com, perteneciente a Amazon, la presencia en el territorio de los diferentes medios informativos, antes de contratarlos. La búsqueda es sencilla y gratuita para todo público, y allí podría encontrar a los 50 medios con mayor audiencia en Veracruz. Esto en el entendido de que quieran acabar con ese negocito corriente y que en verdad quieran difundir o promover las acciones de los diputados, de los grupos legislativos y de la junta de coordinación política. 

Tres pendientes en el congreso que deberían evaluarse y corregirse. Juan Javier Gómez Cazarín, Rubén Ríos Uribe y Domingo Bahena Corbalá tendrían que ponerse a trabajar en serio y acabar con el estigma que llevan a cuestas: que forman parte del Congreso más pequeño y oscuro de la historia de Veracruz. 

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