En todo su apogeo se encuentra la lucha electoral que terminará el próximo domingo 2 de junio en México. Las tres fuerzas que buscarán los triunfos principales se movilizan en todo el país con todas las armas y estrategias disponibles, sean buenas o malas. 

El objetivo es conseguir la mayor cantidad de posiciones políticas en juego: la presidencia de la república, las gubernaturas, las senadurías y las diputaciones federales son la prioridad para la nación. 

En este momento, el obradorismo y la única oposición real, representada por el frente PAN-PRI- PRD, esperan conocer cómo vendrá la propuesta del MC que lidera Dante Delgado, a quien parece que se le descompuso el engrudo.

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En Veracruz hay dos fuerzas que están enfrascadas en obtener la gubernatura: Rocío Nahle y Pepe Yunes. Movimiento Ciudadano no cuenta con una participación significativa. Tampoco sus líderes hacen mucho por cambiar la situación. Y esto proporciona varias lecturas.

Por otro lado el gobierno del estado y todas sus carencias, pifias y actos de corrupción y nepotismo, no ayudan en nada a Nahle o a los demás aspirantes obradoristas o morenistas. 

La sociedad veracruzana se siente olvidada, decepcionada o desinteresada por la ausencia de resultados del gobernador en cinco años de oscura gestión donde la inseguridad creció de manera abrumadora. 

Cuitláhuac García y su Orgullo Veracruzano como lema y rollo coloquial, están reprobados políticamente, llevando como candidata a una persona de origen zacatecano, que además evoca corruptelas y elefantiasis blanca con la refinería de Dos Bocas que construyó sin experiencia ni proyecto completo, y que duplicó su costo presupuestal y no ha producido más que costosísima publicidad oficial.

Pero así como el cuitlahuismo provoca decepción, también en la oposición hay circunstancias decepcionantes que la gente seria e informada no olvidará. Inconformidades por gestiones pasadas y corrupciones no aclaradas.

Si bien es cierto que la elección de gobernador ya tiene a sus votantes decididos y definidos, que sólo esperan el día de la votación, ambos bandos cuentan con muchas personas decepcionadas o inconformes que harán una enorme y enigmática masa el día 2 de junio.

Ese día, o quizá desde la noche previa, los que acudirán a votar tendrán que dejar de ser inconformes o indecisos para definirse por una opción. Tanto Nahle como Pepe en este instante cuentan con las mismas posibilidades para ganar esos votos. Faltan menos de 150 días para convencer a esos que hasta ahora no han dicho por quién van a ir a votar a las urnas. Y en esta ecuación debe considerarse a los jóvenes, a quienes costará mucho trabajo convencer.  

Cuitláhuac y sus cercanos son un lastre muy pesado para Rocío Nahle. Y por parte de Pepe Yunes hay algunos adheridos que dan más sombra que luces y claridad en la gente que quiere cambios verdaderos y no discursos gastados. 

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