El mal humor no conduce a nada bueno. Tampoco la verborrea desconectada del cerebro o de la gente. Mucho menos el exceso de sensibilidad en la piel. Y el consejo aplica a todos los seres humanos, desde el que ocupa el cargo más elevado, hasta aquellos que les toca caminar en las calles o desarrollar el más humilde de los trabajos.

El mal humor es lo que menos ayuda en tiempos tan complejos como los actuales, caracterizados por el creciente deterioro económico, la increíble fragilidad de la salud o la permanente inseguridad pública. Los veracruzanos llevamos muchos años de malos gobiernos y de peores resultados de gobierno. Esto nadie lo puede negar y tampoco está sujeto a discusión en Veracruz. Es una verdad dolorosa y aceptada por el grueso de la población. “Lo que se ve, no se juzga”, enseñó el cantautor Juan Gabriel.

El día de ayer no fue un buen día para Cuitláhuac García Jiménez, el gobernador del estado. Su malestar por las verdades que publican los medios de comunicación o los columnistas políticos, lo empujó a la impaciencia y la desesperación, de donde pasó a la impulsiva manifestación de sus mayores debilidades como gobernante: la verborrea irresponsable y la hipersensibilidad a flor de piel.

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La constante crítica a su fallida gestión al frente del gobierno, le llevó a dar declaraciones desafortunadas. A manera de contestación dijo que, para evidenciar a sus detractores, su gobierno usa las redes sociales para dar a conocer las acciones y las obras públicas que se realizan en los municipios y en las zonas apartadas. “Con las redes sociales podemos desmentir lo que los pregoneros de gobiernos neoliberales nos critican.”  

Y por qué se descalifican esas declaraciones del gobernador.  Se descalifican por una razón evidente y demostrable. Es cierto que el gobierno estatal utiliza las redes sociales para “informar”, como defiende Cuitláhuac. Pero resulta innegable que las acciones u obras que logran iniciar son mínimas, de acuerdo con lo que se espera de un gobierno y de un presupuesto como el que tiene Veracruz. 

En efecto, en redes sociales aparecen, y con exceso, muchos anuncios de cosas que no se realizan en campo, muchos discursos con cansina palabrería, muchas reuniones de café o juntas de comisiones inútiles que no producen resultados tangibles y medibles. 

Pero concediéndole el beneficio de la duda al ejecutivo estatal, y dado que el mandatario ya dijo que las redes son su canal de difusión preferido, Palabras Claras ha tomado la decisión de dar seguimiento puntual a las redes sociales para identificar las obras reales que se estén construyendo (que no las promesas o anuncios que abundan), y si son relevantes para la comunidad, estas serán difundidas en paralelo por este portal de noticias, sin zalamería ni necesidad de arrastrarse. Desde luego, y aprovechando esa búsqueda, se procederá a difundir también las diferentes manifestaciones sociales de inconformidad por la falta de atención, por defecto en los servicios a cargo del Estado, o por la omisión o incumplimiento de compromisos asumidos por las autoridades.

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Ojalá y en redes sociales exista suficiente evidencia del trabajo del equipo cuitlahuista en los 212 municipios, acordes con los altos presupuestos y fondos federales que se transfieren al gobierno del estado. Desde luego, se aclara que no se difundirán las obras o acciones de la Federación, que tan gustosamente informa Cuitláhuac como de su gobierno.

Respecto a la alusión al neoliberalismo, tan de moda en la cuarta transformación, ese concepto no tiene ningún caso discutirlo con Cuitláhuac y colaboradores. Llevarlo a cabo exigiría una discusión entre personas con formaciones profesionales iguales o semejantes, para que tuviera sentido algún debate. 

En los tiempos de la cuarta transformación, los ilustres funcionarios públicos, cuando quieren agredir, agradan, y cuando quieren agradar, agreden.

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