Las noticias y los hechos recientes sobre el gobierno de Veracruz, indican que Cuitláhuac García quiere empoderar su alicaída gestión. Para ello copia aquella estrategia mediática de Javier Duarte, sugerida o detonada por el cisne Alberto Silva -según este, su súper asesor de cabecera -cuando el programa de gobierno duartista demostró ser un fiasco político y social, tres años antes de la terminación del sexenio más corrupto de Veracruz, estrategia conocida en ese tiempo como “el relanzamiento del programa Adelante”.

Se observa un relanzamiento cuitlahuista por las siguientes razones: Primero, la contratación de cientos de burócratas este año, supuestamente para reforzar las acciones de gobierno en las dependencias. Segundo, la utilización de una empresa consultora, para publicitar machaconamente un “mejoramiento” de los índices de transparencia gubernamental y tapar los indicadores de la gestión de los estados que informa la Secretaría de Hacienda, donde se dice todo lo contrario. También consiguió una calificación del más honesto gobernador del país.

Tercero, La difusión de noticias del correcto uso de los recursos ingresados, que pretende demostrarse con un extraordinario donativo de 4 millones de pesos a la Cruz Roja, informado ayer en diversos medios. Cuarto, el anuncio de la construcción futura de extraordinarias obras en Veracruz, realizado por el propio Cuitláhuac García en noticiero nacional. Y quinto, la ilegal y absurda decisión de no denunciar a los anarquistas que el lunes hicieron destrozos en el centro de Xalapa, porque todo se reduce a una “celada de provocadores”.

Y si juntamos estas cuestiones, con la profusa difusión de que una encuestadora descubrió en mayo que Morena ganará las elecciones en casi todos los distritos en 2021, las cosas se ponen más claras para identificar el mensaje que se quiere fijar en el imaginario jarocho. 

Las medidas anteriores -de las que se procuró su mejor difusión en Veracruz y México, según los “expertos” en comunicación- tienen que ver con la pretensión palaciega de que mejore la calificación social del gobierno de Veracruz, asegurando además el respaldo del presidente en cuanto se dé el siguiente traspié de Cuitláhuac.

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Pero antes, la operación política del palacio de la calle de Enríquez, aseguró la modificación constitucional que borraría la posibilidad de la revocación de mandato en el estado, triunfo adjudicado al manejo oportuno de Eric Cisneros, el eficiente y celoso cancerbero institucional.

Y por qué se piensa en un relanzamiento, como similitud con la época del famoso Duarte. Porque igual que en ese sexenio, ahora tampoco hay resultados. Y existen otros factores. En semanas pasadas se insistió mediáticamente en quitarle cargas a Karime Macías, cuya culpabilidad jamás prosperó en los procesos judiciales y, según cuentan, se está cayendo en los procedimientos legales de la Fiscalía, como se está cayendo su extradición de Inglaterra, junto con el dedo acusatorio de la sociedad veracruzana. El régimen morenista es callado a este respecto.

Y por si faltara algo más, es toda una “casualidad” que Alberto Silva Ramos vuelva con honores a Veracruz (¿con dentadura nueva?), como abanderado norteño del partido verde y como reiterado candidato por ese partido a la presidencia municipal de Tuxpan, apoyado por el exgobernador Manuel Velasco, uno de los consentidos de López Obrador. 

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Si los enjundiosos verdes y las ambiciones guindas comen en el mismo plato, como ya se sabe a nivel nacional, los olores, las sobras y los desperdicios llegan inexorablemente al mismo destino. Es ley de vida.

Parece que en los territorios de la 4T el relanzamiento duartista y el relanzamiento cuitlahuista corren paralelos y con plena simbiosis. Esperemos que en la SEFIPLAN no haya alguien que merezca abundancia y no ocurra otra debacle. Ojalá y José Luis Lima Franco sí pueda cuidar los números y los centavos en la tesorería veracruzana. 

Así que todo en orden en Veracruz porque: “La política da muchas vueltas para finalmente detenerse en el mismo lugar.(FFC)”

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