Tal como han sucedido las cosas en Veracruz en estos años del cuitlahuismo y del morenismo, cualquiera podría afirmar que en junio de 2024, la pelea electoral por el gobierno estatal siguiente, será una de las menos complicadas de la historia, sin importar el tradicional respaldo que la presidencia en turno otorga al candidato oficialista. 

El oponente que se enfrente al candidato que mande López Obrador para suceder al actual gobernante, deberá actuar sin vacilación y con toda la decisión e inteligencia para aprovechar las incomparables oportunidades que existen, y que aumentan día a día un gobernador fallido que jamás dio color y que se olvidó por completo de los resultados que alguna vez ofreció a la población.

Cuitláhuac García Jiménez es uno de los gobernadores más repudiados y menos calificados por la sociedad entera. En el terreno en que se le evalúe, el hombre resulta reprobado en cualquier región del estado. 

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El tema de la seguridad pública le agrega puntos negativos, y sus colaboradores en la materia no están a la altura del reto que significa proporcionar paz pública y tranquilidad social. Desapariciones de personas, fosas de cadáveres, feminicidios, secuestros, balaceras, cobros de piso y delitos de todo tipo, ocurren constantemente en el territorio. 

El tema de la salud está al mismo bajo nivel que en el ámbito federal, donde la pandemia rebasó cualquier panorama deseable en 2019, cuando surgió el Covid-19 y todo caía “como anillo al dedo”, en palabras del ejecutivo federal. Los organismos internacionales e instituciones de investigación y académicas han reiterado la terrible mortandad ocurrida en México, originadas por un manejo irresponsable y negligente de los funcionarios a cargo de la salud. 

Todo esto, sin contar con los problemas recurrentes en la desastrosa dotación de medicamentos que todo mundo reclama y los centenares de médicos cubanos que increíblemente introdujeron al país y que se distribuyeron en varios estados. 

En el tema del endeudamiento estatal, el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, informó el 10 de marzo pasado que, al cierre de 2022, la deuda del estado de Veracruz ascendía a 46 mil 817 millones de pesos y que ésta no ha disminuido, ya que al cierre de 2018, la deuda con bancos había llegado a 47,232.6 millones de pesos. Una diferencia de sólo 415.6 millones de pesos en cifras nominales.

Los resultados que los secretarios de despacho repiten sin empacho, y sin datos confiables, son lamentables y ridículos. Practican un obsesivo ejercicio de hablar por hablar. Los ejemplos son numerosos: el titular de SEDESOL ha disminuido la pobreza y el rezago social en puras declaraciones. El de turismo presumió que la Cumbre Tajín de este año recibió a 700 mil turistas. El de desarrollo económico, en sus cifras de ensueño, ya le compite las cifras del traslado de mercaderías y bonanza del Canal de Panamá, haciendo irreflexivas declaraciones de “avances” del Proyecto del Istmo de Tehuantepec, obra en ciernes.

En el tema de las obras públicas, el reiterado anuncio del tren ligero de Xalapa, se quedó en simple palabrería y rollo mareador, y en lugar de esa obra tan microfoneada, se iniciaron y se realizan magnas instalaciones deportivas en cantidades multimillonarias, y con sendos equipos teledirigidos extrañamente desde la secretaría de finanzas. Ya se verán procesos licitatorios, costos reales y calidades de obra.

Si se habla de corrupción, bueno sería que se revisaran las cuentas del continuo desarrollo de eventos “culturales” e “internacionales” que se vienen organizando en muchos municipios en una interminable mecánica de ocurrencias, donde hasta libros y escritores se editan y se inventan, con cargo al erario, como si se tratara de sabrosos churros del parque municipal.

En palacio de gobierno se piensa que los veracruzanos son ignorantes o que bastará la palabra de López Obrador para salir a votar por ellos en 2024. ¿Alguno o alguna de los prospectos para Veracruz en 2024, creerá en serio que, sin AMLO en la boleta electoral, podrán repetir fácilmente como en 2018, y que los ciudadanos acudirán en masa a respaldarlos en las urnas? No parece sencillo este escenario.

La oposición se organiza y se prepara para rescatar a Veracruz en junio de 2024. Las principales fuerzas de oposición y los votantes saben que en esta ocasión el resultado que Cuitláhuac García dio a Veracruz no sirvió para nada y no es algo que se quiera repetir para el siguiente sexenio. Porque, cómo respaldar con votos a un partido político cuyos resultados en obra y acción de gobierno nunca se vio. Por eso, en la esquina de enfrente dicen que la oportunidad la pintan calva.

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