Algunos conocedores de la situación política de Veracruz han asegurado que aquella vez que López Obrador se refirió a una torre en el puerto más importante de México, el mandatario nacional se pudo estar refiriendo indirecta o inconscientemente al poder e influencia de Miguel Ángel Yunes Linares en la zona centro del estado.

En esa ocasión AMLO se manifestó molesto por un alto edificio que estaba a punto de concluirse y que, a su parecer, ensuciaba la imagen y el paisaje del centro histórico de esa ciudad. A los pocos días, el gobierno del estado comenzó a bloquear y sancionar esa obra de veintitantos pisos que ya estaba vendiéndose en su sección de departamentos de lujo. 

El mismo aparato cuitlahuista comenzó a filtrar que ese desarrollo inmobiliario era propiedad de personas cercanas a los Yunes del estero de Boca del Río. A la fecha, existe pleito legal sobre la viabilidad de la edificación, manifestando algunos acelerados, que incluso puede echarse abajo la construcción o cuando menos “rebanarse”, deslizando que hubo vicios de origen en su tramitología, lo que los tribunales nacionales determinarán en su momento.

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Pero este tema ha caminado paralelo a la intención de la 4T de descarrilar la elección municipal de Veracruz, situación que se fue a los máximos tribunales y que, en última instancia, favorecieron al grupo de Yunes Linares, en la figura de su nuera, la señora Patricia Lobeira Rodríguez, la presidenta electa que después de algunos vaivenes, inició labores como alcaldesa el primer día de este año. 

Lo que no debe descuidar Paty Lobeira, como se le conoce a la esposa de Miguel Ángel Yunes Márquez, es que el gobierno federal que encabeza López Obrador va a estar muy pendiente de su gestión, de sus acciones y del manejo financiero y político que ella lleve a cabo en el territorio gobernado, en el palacio municipal y en las cuentas de la tesorería, de cara a todo lo concerniente a la sucesión gubernamental en Veracruz. Por estas razones, ella es ya la verdadera torre que tratarán de derrumbar para destruir cualquier avance que proyecte el equipo de Yunes Linares.

Patricia Lobeira deberá rodearse de auténticos estrategas de la administración pública, en la operación de la estructura administrativa, de verdaderos tiburones de la fiscalización preventiva, de los mejores y más eficientes contadores públicos que dominen todo lo concerniente a las cuentas públicas y los dineros municipales, respetando siempre las normatividades y las disposiciones reglamentarias de los recursos provenientes de la federación y el estado.

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Una cosa será el equipo político conformado por las distintas fuerzas que llevaron a ese triunfo inobjetable y ratificado en tribunales, y otra muy diferente, la conformación de una estructura técnica y operativa que vaya cuadrando las cuentas y los haberes municipales con la mayor pulcritud y transparencia, realizando la prueba del ácido al gasto diario, es decir un equipo que tenga como única visión y misión, la de cuidar las espaldas, la honorabilidad y el prestigio de la edil porteña.

Cien mil ojos federales y estatales estarán atentos al menor descuido o error de Patricia Lobeira. Desde el palacio municipal más importante del estado, ella se ha convertido en la torre del yunismo azul que la 4T querrá derribar para destruir moral y políticamente cualquier intención que pudieran tener Yunes Márquez y sus poderosos padres, respecto al proceso electoral de 2024.

Patricia Lobeira junto a Rocío Nahle, Ricardo Ahued y Pepe Yunes son los únicos que, con las plataformas disponibles, están inscritos para figurar decorosamente en la lucha por suceder a Cuitláhuac García en el gobierno del estado. Y un detalle adicional: Dante Delgado será el asediado fiel de la balanza en esa peculiar contienda.

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