Rocío Nahle, la secretaria de energía del gobierno federal ha cumplido más de seis meses luchando contra todo y contra mucha gente para concretar una de las más sentidas promesas de campaña de López Obrador: la construcción de la refinería en Dos Bocas, Tabasco.

La pertinaz insistencia en ese proyecto ha acarreado al presidente y al país mismo, innumerables opiniones en contra, tanto de expertos del petróleo, como de instituciones financieras y agencias calificadoras del mundo. Todo lo que han argumentado hasta ahora sería suficiente en otros países para considerar la cancelación definitiva de esa idea aparentemente inviable y demasiado costosa.

Pero con todas esas opiniones desfavorables, y a pesar de los riesgos que señalan, el proyecto sigue caminando, y hace pocos días, el propio presidente fue a dar el banderazo de inicio de la obra. Los conocedores y opinadores nacionales y los especialistas foráneos deben haberse quedado sorprendidos ante tanta persistencia del ejecutivo federal.

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Sin embargo, y conforme a una publicación del periódico español El País, esta semana el Parlamento de Noruega aprobó de manera unánime la desinversión de fondos en empresas petroleras para destinarse a energías que no afecten a la naturaleza y al ser humano. Ojalá y que esta decisión que toma uno de los mayores productores de petróleo del orbe, sea la señal que llegue a México y que el mandatario nacional la perciba en su real magnitud, y mejor aplique esos fondos del Estado a otros temas que parezcan importantes.

El fondo soberano más grande del mundo, que no es otro que el Fondo de Pensiones de Noruega, también llamado Fondo del Petróleo, contando con el respaldo de todos los representantes del Parlamento, desembolsará hasta 17 mil millones de euros (un 2% de su capital) para aplicarlos en proyectos eólicos y solares en mercados maduros. En pesos mexicanos, casi 370 mil millones de pesos, lo que aproximadamente costarían dos refinerías tipo Dos Bocas, a precios AMLO.

El Fondo noruego conseguirá esos recursos con la venta de sus participaciones en empresas de combustibles fósiles. Será la mayor desinversión en temas petroleros y la más alta inversión en energías renovables realizada hasta la fecha. Se piensa que la decisión tendrá una repercusión inevitable en los mercados internacionales, sobre todo porque el Fondo también desinvertirá en empresas carboníferas.

La medida indica un gran impulso a las inversiones en energías limpias. El Fondo noruego es desde su origen un ejemplo mundial como garante de las pensiones y del estado de bienestar, conduciéndose siempre con transparencia y haciendo inversiones éticas. El argumento noruego es que la permanente caída del precio del petróleo y el creciente riesgo climático obligan a desprenderse de ese tipo de inversiones.

Sería bueno que la ingeniera Rocío Nahle visitara Noruega y conociera y aplicara los avances del primer mundo en la materia que no termina de aprender. La SENER, los mexicanos y los veracruzanos tendríamos algo que valorarle. La apuesta noruega podría reforzar su apuesta política y su posición decadente en la opinión pública y en el ánimo del que manda en el país de la cuarta transformación.

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