Los xalapeños se preguntan lo que contendrá el primer informe de gobierno de Pedro Hipólito Rodríguez Herrero. Si se piensa en obras públicas, es muy poco lo que el alcalde podrá incluir en ese documento. Si es sobre programas de apoyo a la población, tal vez informe sobre las actividades dominicales de la famosa vía recreativa, ya que no hay más.

Pero si es en relación a la comunicación social, ahí es en donde el munícipe y sus colaboradores podrán lucirse y extenderse sobre los inmensos rollos que varios de ellos han desplegado en estos meses a través de sus benditas redes sociales, que no son otra cosa que las populosas transmisiones vía Facebook, celebradas consistentemente por los integrantes del complaciente círculo del Peter Pan de Palacio.

Pedro Hipólito inició con mucha simpatía su campaña a la presidencia. La mantuvo durante todo el recorrido hasta su oficina. Pero cuando llegó ahí, se volvió presa del mareo y del tono cobrizo en la piel.

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Lo más increíble es que el alcalde venía precedido de un notable currículum en el ámbito académico y de investigación. Pero los timbres no le alcanzaron para nada. Por ello le sugieren el retiro antes que las presiones políticas y el disgusto de la población le ocasionen alguna enfermedad grave.

Porque es una realidad que el principio de su gestión ha resultado un fiasco. Fallas de seguridad pública, problemas de basura en los cruceros, desempleo creciente, cierre de negocios y emigración ciudadana por ausencia de garantías individuales.

Y ni pensar en que llegue algún boom turístico que medio salve a la economía local. Cómo atraer turistas a una ciudad que se empeña en mostrar retraso en varios aspectos torales.

Este año fue de poca obra. Habrá que ver lo que le depara a esta capital el ejercicio municipal siguiente, con o sin Hipólito en el Ayuntamiento. Observaremos qué le trae el presidente de la cuarta transformación, y constataremos si el aprendizaje de Cuitláhuac y sus colaboradores es rápido y ayudan al presidente municipal para sacarlo del pasmo y la ineficiencia.

Se sabe que al inicio de su gestión municipal devolvió fuertes recursos a la federación. Ahora han surgido rumores de que se reintegraron otros 90 millones de pesos debido a que no supieron ejercerlos. Aunque hay que hacer notar que el cabildo entero y el gabinete de Hipólito han cobrado religiosamente sus sueldos y salarios.

Hace falta un manotazo presidencial, una limpia, o cuando menos una purga que haga circular y moverse a estos grises aprendices de políticos funcionarios. ¿O será que el destino de Xalapa es el de tener malos alcaldes?

Lo que sucede, recuerda mucho la inquietante propuesta surgida en los setentas, cuando un especialista de la administración creó el célebre Principio de Peter, aquel que establece que las instituciones fracasan cuando la persona que las lidera llega a su nivel de incompetencia.

¿Será que Pedro Hipólito alcanzó ese nivel?

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