Jesús Lezama

Después del decreto del secreto, que el presidente López Obrador intentó justificar con un populismo grosero, “ajustando el marco legal a sus intereses”, como él mismo vociferaba de sus antecesores, ahora los servidores públicos del gobierno federal tendrán que cumplir con el “Código de Vestimenta y Convivencia en la oficina”, que precisa usar traje y corbata los hombres, y traje sastre las mujeres, ocultar los tatuajes, quitarse los piercings y no hablar mal del ejecutivo federal en redes sociales.

Algunos comentan que los empleados de la 4T darán una mejor imagen dentro de las instituciones, aunque nada de esto asegura que cumplirán con el “No robar, no mentir y no traicionar”, porque el machete para los moches y otras triquiñuelas lo traen bien afilado, como si fuera orgullosa marca de la casa. 

La pregunta que hacen los veracruzanos es si Cuitláhuac García replicará la disposición federal en el poder ejecutivo y en los otros dos poderes del Estado, que trae subordinados. La respuesta casi obvia es que pronto podría implementar la misma medida, como mal imitador que es de AMLO

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Ello obligaría a los secretarios de despacho, subalternos, diputados, funcionarios del poder judicial y de organismos autónomos a dejar a un lado -cuando asistan a sus oficinas- los tenis, las playeras de equipos de futbol, los pantalones de mezclilla desteñidos o rotos, las gorras (esas difícilmente las eliminaran) y, cuando menos, evitarle a la ciudadanía que soporte más extravagancias. 

Aunque huele a simple distractor navideño, alguien se pregunta qué tanto habrá observado López Obrador en los pasillos cuatroteistas, para decidir tal disposición. Pero esta indicación a la mitad de su gestión evoca lo que recomendaba el ilustre político veracruzano Jesús Reyes Heroles: “Seremos inflexibles en la defensa de las ideas, pero respetuosos en las formas, pues en política, frecuentemente, la forma es fondo”.

Los cuitlahuistas de esta segunda patria chica de AMLO tendrán que flexibilizarse, ser más respetuosos con las ideas diferentes y alejarse un poco de lo pedestre, cuando menos en las ropas y en las conductas, pero también, rendir y transparentar sus cuestionadas acciones, porque la ciudadanía veracruzana ya no se traga el cuento de que ellos no son iguales a los anteriores, por el contrario, todo mundo se ha percatado de que estos son peores.

¡Tengan para que aprendan!, dijera aquel que no requiere aprender nada, porque este mesías de palacio se siente hecho a mano por los dioses, y forjado en la primera hora del domingo.

Aunque, por lo que se ve, alguien considera necesario darle una chaineada a la 4T, y quiere chairos calladitos, con trajes y sin tatuajes.

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