Un día después de conocer los resultados del OPLE Veracruz, en las elecciones municipales del pasado 1 de junio, mostraron que el partido oficialista Morena había perdido 944,142 votos (44%) de los obtenidos en la elección para gobernador del año pasado donde Rocío Nahle consiguió 2 millones 124 mil 130 sufragios, los morenistas fanatizaron sus declaraciones, activaron a sus propagandistas de cuarta y aun así la locomotora morenista se detuvo.

Y algo ocurre con el viento en Veracruz. Los Nahelistas, Cuitlahuistas, Huertistas y hasta los Cazarines navegan en barcas distintas, se llevan pesado y muestran que su mejor escuela es el mito… si, el mitote. Todos ellos cuando quieren agredir, agradan y, cuando quieren agradar, agreden. Así han llenado el libro de su historia. 

Para el oficialismo, con alianzas o no, la disminución de votos (44%) en un año, correspondería alerta roja y la necesidad de ponerse a trabajar con profesionalismo, con gente preparada, sin odios y resentimientos sociales, y con operadores políticos que sepan la relevancia de reparar las solidaridades dañadas, en todos los sectores, si de lo que se trata es seguir gobernando. 

Sin embargo, pasados los días y a pesar de la tempestad, las cosas parecen que no van bien en Veracruz. La gobernadora Rocío Nahle, abre frentes con el presidente nacional de Movimiento Ciudadano, Jorge Álvarez Máynez. Lo tilda de simulador y encubridor de candidatos relacionados con el crimen organizado, sin presentar pruebas. Nahle optó por la “politiquería” e hizo a un lado sus deberes de gobernadora de todos los veracruzanos.

En el Congreso de Veracruz, el presidente de la Junta de Coordinación Política, el diputado Esteban Bautista disfruta los halagos palaciegos que instrumenta su coordinador de prensa Esaú Valencia -alentado por su dipsomanía- a través de propagandistas desechables, por ello las críticas a sus funciones las ve “sin importancia”. La soberbia y arrogancia del cacique de cuarta sobresale. 

En el Poder Judicial de Veracruz, y luego del fracaso en la elección de magistrados y jueces, el arribo de familiares y amigos sólo recuerdan los tiempos en que se dijo que “cualquier pendejo puede ser magistrado”.

A todo esto, se suma el desaseado proceso del OPLE, encabezado por Marisol Delgadillo, donde el sistema de cómputo de la elección judicial “se cayó”, gracias a que no permitió que se hiciera algún simulacro con el personal de sistemas de información que previniera estas contingencias y a que la comunicación institucional y política han sido deficientes. 

Para los militantes y simpatizantes de Morena, la reflexión, evaluación y redirección política y electoral debiera ser un ejercicio fundamental, para ello, primero es necesario deshacerse del aún representante de ese movimiento en Veracruz, Esteban Ramírez Zepeta, un invento caricaturesco de Cuitláhuac García, involucrado en escándalos y excesos personales y señalado en varios actos de corrupción gubernamental y partidista.

El viento solano viene de donde no hay nada, pero silva. 

Publicidad