Si en algo se caracterizó el bienio de Miguel Ángel Yunes Linares fue la desmedida preferencia que dieron a sus parientes en la designación de cargos públicos y el mejor ejemplo fue la imposición del hijo del gobernante como candidato oficial de su partido.

Los ciudadanos de a pie rechazan estas prácticas repudiables sin importar el color político de los que la practican. Una vez que se desvelan estas acciones la sociedad hace sentir su repudio no sólo a aquellos políticos que incurren en este tipo de corruptelas, sino también a aquellos dirigentes, del partido que sea, cuando las intentan defender.

Ahora que en la Secretaría de Educación de Veracruz andan a la captura de “aviadores” deberían revisar la red de familiares que en cortas semanas se instalaron en las cúspides del aparato burocrático educativo hace dos años, gracias a la imposición de subsecretarios yunistas que antes fueron de izquierda, después de derecha, renunciaron a sus raíces y hoy se agazapan.

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Ojalá que Zenyazen Escobar García y su equipo en la SEV, en su andar de purificación, identifiquen y evalúen a los parientes que dejaron incrustados los funcionarios salientes.

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