Estudiantes enardecidos, en especial mujeres, realizaron intensas protestas en los últimos días, cerrando hasta ahora al menos 17 escuelas de los dos principales centros públicos del país, con sede principalmente en la capital, en protesta por el acoso y la inseguridad en sus instalaciones.

La oleada de demostraciones violentas ocurre cuando apenas se cumplen 2 meses del inicio del ciclo escolar, el primero que se realiza en forma presencial después de dos años de clases remotas a causa de la pandemia de Covid-19. La semana pasada, inclusive varias mujeres vestidas de negro arriaron una bandera monumental de México y la incendiaron, además de que dañaron un mural del famoso artista del siglo XX David Alfaro Siqueiros cerca de la rectoría de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Hasta ahora, 7 sedes de la UNAM y 10 del Instituto Politécnico Nacional mantienen las clases suspendidas en Ciudad de México en rechazo a una ola de episodios violentos dentro de sus instalaciones.

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El pasado 8 de octubre, una estudiante acusó a un profesor de haberla violentado sexualmente y este tuvo que ser resguardado por personal de seguridad cuando estudiantes intentaban agredirlo, en el Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) Vallejo, de la UNAM, en la capital mexicana.

En el CCH Sur, otra alumna dijo haber sufrido la misma agresión el pasado 17 de octubre, sin que las autoridades la hayan apoyado para castigar al atacante.

En la Escuela Superior de Ingeniería y Arquitectura del IPN, se reportó la desaparición de vehículos del estacionamiento.

En la Escuela Nacional Preparatoria 5 de la UNAM, una alumna dijo haber sido acosada por un profesor y denunció la falta de protocolos para proteger a las víctimas de violencia sexual.

Entre los problemas que se han hecho públicos durante estas jornadas de ira están la falta de infraestructura, insuficiente material para prácticas, inseguridad y violencia de género.

Estudiantes, empleados y profesores dijeron haber sufrido asaltos durante la salida de algunos planteles. Sin embargo, el suceso más recurrente es el del acoso sexual de profesores y empleados contra sus propias compañeras y contra las alumnas.

En la Facultad de Estudios Profesionales Acatlán de la UNAM, una alumna no identificada afirmó que “los maestros de Derecho en general son misóginos, acosadores y machistas” y lo peor de todo es que suelen estar “protegidos” por la dirección de la escuela, por lo que siempre salen “impunes”.

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Es por ello que en muchos casos las jóvenes se abstienen de presentar quejas o denuncias por temor a represalias.

El martes se realizó una protesta frente al Palacio Nacional, en el centro histórico de la capital, de un gran número de mujeres que exigieron atender las peticiones de los estudiantes. Las manifestaciones no se limitaron a escuelas universitarias de la capital mexicana, sino que también alcanzan a otros colegios superiores del interior del país.

Por ejemplo, el 30 de septiembre pasado, cientos de estudiantes de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), ubicada a unos 150 kilómetros de la Ciudad de México, protestaron en las calles al grito de “fuera acosadores”. Congregados en la Plaza del Estudiante, en una zona muy transitada de la ciudad de Querétaro, capital del estado homónimo, los alumnos marcharon hasta bloquear los accesos de la casa de estudios e impedir la entrada de docentes y empleados.

Los alumnos solicitaron a Teresa García, rectora de la UAQ, que atienda en forma urgente los casos de violencia contra la mujer que se han registrado hasta ahora.

“Facultades unidas jamás serán vencidas”, “UAQ despierta, defiende a tus alumnas” y “Rectora, Tere, no sea indiferente, se acosa a las mujeres en la cara de su gente”, fueron algunas de las consignas que se escucharon durante la marcha.

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