Michoacán es uno de los estados más violentos del país. Los asesinatos y la disputa entre los criminales han aumentado con la estrategia de “abrazos, no balazos” implementada por el gobernador Alfredo Ramírez Bedolla, que tomó posesión del cargo el 1 de octubre del año pasado, y que replica el plan del presidente Andrés Manuel López Obrador de no confrontar a los grupos criminales.
Ejecuciones, enfrentamientos armados y desapariciones suceden frente a los militares desplegados en el territorio que se disputan el Cártel Jalisco Nueva Generación y la Familia Michoacana.
En medio de la escalada de violencia, activistas y empresarios llaman a las autoridades estatales y federales a cambiar la estrategia de seguridad para poner un alto a los crímenes.
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