Latinoamérica vive un momento de gran incertidumbre política a causa de la erosión de sus instituciones y el desgaste económico y social que ha supuesto la pandemia, situación que se ve agravada por la zozobra que causa del conflicto en Ucrania y el desinterés de Estados Unidos, más preocupado de sus problemas domésticos y del desafío de Rusia y China que de colaborar con la región.

América Latina y el Caribe ha sido la región más vulnerable a la pandemia. Aunque su población representa apenas el 8.4% del total global, la región concentra el 32.1% de las defunciones reportadas por Covid-19, enfermedad que, según los datos más recientes de la Organización Mundial de la Salud (OMS), provocó de forma directa e indirecta 14.9 millones de muertes en todo el mundo.

Creciente de militares y retroceso de la democracia electoral en México

Tres grandes tendencias desestabilizadoras se están consolidando en la región, advierte Vivanco, exdirector para las Américas de Human Rights Watch (HRW).

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“La primera de ellas es la noción de que basta ser elegido democráticamente para luego ejercer el poder y gobernar de un modo que puede ser perfectamente autoritario”, explica.

Un segundo aspecto, aún más grave, según Vivanco, es el retroceso en la democracia electoral, con ejemplos como el del presidente brasileño, Jair Bolsonaro, quien buscará la reelección en octubre próximo “y que está denunciando abiertamente un fraude electoral si él no gana”, y los ataques a los órganos electorales por parte del mandatario mexicano, Andrés Manuel López Obrador.

La mejor muestra de esta desestabilización institucional es lo ocurrido en Estados Unidos, “con un Donald Trump que hasta el día de hoy se niega a aceptar su derrota” electoral, con el argumento, “sin prueba alguna, de que fue víctima de un fraude”.

“Y un tercer elemento que contribuye a este desolador panorama es la creciente presencia de los militares en actividades que son propias de las autoridades civiles. Nuevamente volvemos a los ejemplos de México y Brasil“, señala José Miguel Vivanco.

“El populismo es un estilo de hacer campaña (electoral) e incluso de gobernar. Puede ser usado tanto por líderes de izquierda como de derecha. Se usa de forma distinta, pero no se puede hablar de populismo como una ideología de izquierda o de derecha”, apunta a Efe el analista político Patricio Navia.

Por eso, “dependiendo de qué definición se use, habrá quien considere populistas a Andrés Manuel López Obrador o a Jair Bolsonaro, y quien no”, agrega Navia, profesor titular de estudios liberales de la Universidad de Nueva York.

Desencanto de la democracia en Latinoamérica

El Latinobarómetro advierte de que la mitad de los ciudadanos de la región están dispuestos a aceptar un Gobierno no democrático mientras sea capaz de resolver sus problemas.

“El panorama que presenta hoy en día Latinoamérica desde el punto de vista de los valores democráticos y el respeto al Estado de derecho es muy precario. Yo me atrevería a decir, incluso, desolador”, declara a Efe el abogado chileno defensor de derechos humanos José Miguel Vivanco.

La decisión de la Casa Blanca de no invitar “bajo ningún concepto” a la IX Cumbre de las Américas al presidente venezolano, Nicolás Maduro, y al nicaragüense, Daniel Ortega, a pesar de las advertencias de boicot encabezadas por México si estos países y Cuba son excluidos, constituye, a juicio del diplomático en retiro, la “oportunidad perdida de Estados Unidos de haber colocado sobre la mesa una agenda con reales perspectivas de entendimiento hemisférico”, sostiene en conversación con Efe Reyes Matta, quien fue asesor internacional del presidente chileno Ricardo Lagos (2000-2006).

Según el índice del Centro de Estudios Internacionales de la Universidad Católica de Chile, en 2022 Latinoamérica enfrenta una crisis de expectativas porque “los Gobiernos han sido incapaces de adaptarse al cambio social y cultural vivido por la región los últimos veinte años”, a lo que se suman “mayores niveles de incertidumbre económicos y políticos debido a factores externos e internos que aumentan el riesgo” para la gobernanza.

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